EL BOTO: CAPÍTULO 2
(10 de Junio del 2016. Era por fin el día. El día de ir hasta Borba, Brasil.
El viaje iba a ser terriblemente complicado. Tendrían que coger varios trayectos. Primero, partirían en una furgoneta en coche desde Verona hasta Francfort del Meno, Alemania, con una parada para dormir en la ciudad de Berna, en Suiza.
El 11 de Junio llegarían por fin al aeropuerto de Francfort para coger el avión que los llevaría hasta São Paulo, la ciudad en la cual deberían hacer transbordo. El 12 de madrugada cogerían un avión desde dicha ciudad hasta la ciudad amazónica de Manaos, que estaba a 200 kilómetros de Borba, 2 horas en coche. De sólo pensar en el agotador viaje que les esperaba, se empezaban a notar ya terriblemente cansados.
Allí estaban los cuatro, en la puerta de la facultad, esperando al coche que los llevaría hasta Francfort a coger el primer avión. Giulia se estaba maquillando, Lia estaba bebiendo café, Fabio estaba fumando mientras esperaba y Luca estaba mirando para el folleto. Su amigo estaba echando un vistazo a lo que él estaba mirando)
FABIO: Estás muy enganchado a la mierda esa, ¿no?
LUCA: Y digo yo, chicos… ¿Y si el viaje no está tan mal? Es decir, no conocemos el sitio, no hemos oído hablar nunca de él, así que no podemos juzgar. Lo mismo nos llevamos una sorpresa
GIULIA: ¿Vas enserio? Luca, literalmente vive en una casa rural. No habrá cobertura, tendremos que hacer actividades aburridas con NUESTRA PROFESORA y la peña por ahí no tiene un duro
FABIO: Y lo peor de todo: ¡No podemos salir de fiesta!
LUCA: Sí que podemos
FABIO: ¿Perdón?
LUCA: (Les enseña el folleto a sus amigos, arqueando una ceja) Mirad: Las Fiestas de Santo Antonio. Las fiestas más conocidas de Borba. Son en 3 días. Quizá haya un festival o algo parecido donde haya gente de nuestra edad.
LIA: Tiene razón Luca, chicos…
GIULIA: (Mira bien el folleto, levantando las dos cejas y poniendo cara de sorpresa) No parece una fiesta tan interesante…
FABIO: ¡Claro que no es interesante! Es decir, mirad, están todos levantando sabe dios lo qué con la cabeza y no hay nadie emborrachándose. ¡TOS-TÓN!
LUCA: (Indignado, aparta el papel de la cara de sus amigos) Vosotros veréis, pero salir de fiesta no lo es todo…
(En ese preciso momento, Tereza se acercó a ellos)
TEREZA: Meninos, o carro já chegou
(Al momento, los cuatro chicos se levantaron dispuestos a ir en el coche, en un viaje de dos días que los saturaría de forma exagerada. Luca se puso un disco de Kendrick Lamar para aprovechar las primeras horas del viaje en su mp3 y se sentó al lado de Giulia, para poder estar cerca de ella. Giulia le sonrió en cuanto lo vio delante suya y estuvieron hablando un poco en un momento determinado del viaje. Ella estaba leyendo un libro de Federico Moccia y se acababa de quitar los zapatos y dejarlos en el suelo de la furgoneta, para poder apoyar los pies.
Fabio iba detrás, escuchando a Tiziano Ferro y jugando a un juego del móvil mientras de vez en cuando miraba a la ventana. Lia se pasó el viaje entero durmiendo. La profesora Tereza, por otro lado, iba de vez en cuando hablando con el conductor y contándole su vida en Brasil, aunque al conductor no parecía interesarle demasiado.
Los dos largos días habían pasado. Días tan largos como lo eran los días de verano. Cada viaje se hacía cada vez más eterno y cansado, más monótono, más aburrido. El hotel de Berna era malísimo e hizo que los chicos tuvieran una mala noche. Al avión de Francfort no le faltaban turbulencias; tenía demasiadas. El viaje a São Paulo era exageradamente largo, aunque al final pareciera que no era así, debido a la diferencia horaria abismal entre Europa y Sudamérica. A cada viaje cada uno de los chicos sentía rabia porque el viaje que tanto anhelaban a Portugal no fuera el que pudieron tener, y en su lugar tuvieran un viaje tan agobiante.
12 de Junio por la mañana. Por fin habían llegado al aeropuerto de Manaos, la ciudad amazónica, y tendrían que salir del aeropuerto para coger un autobús a Borba. La ciudad tenía un toque tropical, poseyendo la esencia de Rio de Janeiro, pero con menos vida, menos calles conocidas. Por otro lado, tenía un gran toque sudamericano, y no parecía pobre del todo. Los cuatro chicos quedaron maravillados en cuanto vieron la ciudad… Pero, desafortunadamente, su destino sería el pueblo de Borba.
Mientras iban en el autobús, pudieron observar los pintorescos paisajes amazónicos. En ellos, podrían observar grandes especies animales, tales como papagayos volando, guepardos y tapires paseando, monos trepando o caimanes nadando en el río. Cosas que jamás imaginarían que iban a ver en las carreteras italianas.
Pero la mayor sorpresa de los jóvenes fue la llegada a Borba. El pueblo era bonito, tenía una construcción muy característica, llena de edificios azules llamativos a la vista, y muy muy religiosa. Al lado, había un puerto lleno de preciosos barcos, donde la gente pescaba alegremente. El pueblo tenía vida, y gente joven paseando por los alrededores. Realmente, los jóvenes sentían que estaban equivocados al juzgar Borba tan duramente)
FABIO: Tíos… Esto no está nada mal
GIULIA: Va, chicos, esta noche salimos a dar un paseo, ¿vale?
(Al momento, fueron hasta una casa, más cercana a la zona campestre. La casa tenía una construcción hecha principalmente de piedra, una puerta muy grande y un ventanal encima del tejado. A simple vista, parecía una simple casa rural al más estilo europeo, bastante sorprendente para ser vista en Brasil.
Tereza timbró a la puerta. Una chica les abrió la puerta. Una chica que aparentaba más o menos la edad de los chicos. Era mulata, ojos verdosos, su pelo era rizado, de toque afro, y muy muy denso y miraba con una agradable sonrisa, transmitiendo una sensación de seguridad, paz y tranquilidad. Detrás de ella, tenía un niño pequeño bastante parecido a ella, mirando con esa característica curiosidad que le corresponde a los niños. Era una chica terriblemente guapa. Fabio y Luca se quedaron paralizados mirando para ella.
La profesora se acercó a ella, con una sonrisa)
TEREZA: Gente, quero que conheçam à minha filha. O seu nome é Vera. Vera, estes são os meus alunos, Giulia, Luca, Lia e Fabio.
LUCA: (Sonrojado, tratando de aguantar los nervios que consumían su cuerpo al verla) Ola, Vera!
FABIO: (Sintiéndose prácticamente igual que su amigo) Ola, Vera!
TEREZA: Se vocês acham-se mais seguros, podem falar com ela em italiano. O seu anterior namorado era de Sicília, e falava em italiano com ele
LUCA: Va… Vale, professora.
(Justo en ese momento, entraron dentro de la casa. La casa parecía mucho más moderna por dentro. Un reconfortante sofá en la entrada y una mesita de comedor al lado suya, con flores exóticas en un jarrón azul. La cocina estaba justo detrás. Arriba, unas escaleras de madera que parecían inseguras a primera vista, debido a que había un espacio entre ellas.
En el sofá, un hombre de unos 80 años estaba mirando a la televisión. Llevaba una bata blanca y miraba serio a la televisión, mientras comía cereales con leche y una pera. Los chicos miraron para él con incertidumbre)
TEREZA: Este é o meu pai, Lucas! Está um pouco deprimido ultimamente por uma série de motivos que não podemos acreditar
ABUELO LUCAS: Tereza… Volveu…
TEREZA: (Cogiéndolo por la espalda) Sim, papá, já estou aqui…
GIULIA: (Con muchísima curiosidad, mira para el pequeño niño que está corriendo por la casa) E a criança que não para de correr por toda a casa quem é?
(Vera se dio cuenta de quién hablaba y miró para abajo. Cogió al niño en el colo y le colocó la camiseta)
VERA: Este é o meu filho Miguel! Tem só dois anos, pero tem que aprender a não correr na casa quando há invitados…
LIA: Interessante…
(Una vez presentados todos, pasaron un agradable día en la casa. Comieron en el comedor y les preguntaron muchas cosas sobre el pueblo a su profesora, el abuelo Lucas y Vera, con gran curiosidad. Durante la tarde, dieron un breve paseo por los alrededores del pueblo, echándole un ojo al puerto, a la gente, y a las grandes y azules construcciones. En esos momentos, los italianos pensaron estar equivocados y casi convencidos de que el viaje podría ser mejor de lo que ellos esperaban.
Ocho de la tarde. Acababan de volver y Giulia y Fabio serían los primeros en ducharse_en dos baños distintos_. En ese momento, Luca se dirigió hasta la habitación en la que decidió dormir, a colocar su cama y deshacer su gigantesca maleta. La puerta estaba abierta y Vera fue a hacerle una visita. Se apoyó en la puerta mientras miraba para él, y cuando él se dio la vuelta, se llevó un gran susto)
VERA: Cogiste la mejor habitación
LUCA: (Se vuelve a sonrojar, poniendo su mano sobre su nuca) Si, supongo… Bueno, fue la primera que cogí…
VERA: Pues recalco mi comentario (Se sienta en la esquina de la cama) Es la mejor. No sabes la suerte que tienes, porque literalmente tienes muchísima luz y oyes el hermoso cantar de los pájaros desde aquí mejor de lo que tus amigos pueden hacerlo…
LUCA: Vaya, pues hice bien supongo… (Se sienta en la cama también) Realmente es una casa preciosa… No sabes la suerte que tienes…
VERA: No te creas. Realmente no la cogí yo, y fue antes de un momento muy duro de mi vida…
LUCA: ¿Perdón?
VERA: Sí, la tuve con mi ex-novio. Tuvimos que hacer cuanto fuera posible para coger una buena casa. Nos valió pasta, pero en cuanto pudimos tenerla, supimos que merecía la pena.
LUCA: Ya…
(Se produjo un breve silencio entre ambos. Luca miró para ella y aprovechó para preguntarle una duda)
LUCA: Una cosa, estuve leyendo curiosidades sobre el río Amazonas. ¿Me puedes contar curiosidades sobre él? (Sonríe mirando para ella y cruzando las piernas) Quiero saber algo
VERA: Pues verás, el río Amazonas es MUY grande, y tiene muchos afluentes. Entre ellos el de aquí, el río Madre de Dios. Se pueden observar gran cantidad de especies acuáticas
LUCA: ¿De verdad? ¿Cómo cuales?
VERA: Pues anguilas, pirañas… Y un delfín muy curioso. Un delfín rosa. Se le llama boto.
LUCA: ¿El boto? ¡He oído hablar sobre él! Hay una leyenda muy conocida sobre él, que se transforma en hombre y tiene sexo con las mujeres de Brasil, ¿es cierto?
VERA: Pues lo creas o no, esa leyenda se considera cierta por mucha gente… Y es que es mucho más cierta de lo que piensas...
(Por el tono de voz de Vera, Luca pudo detectar que no estaba mintiendo. Empezó a sentir miedo por Giulia y miró para Vera, con tremenda curiosidad, para asegurarse de que ésta no mentía)
LUCA: O sea, que… La leyenda es cierta…
VERA: (Suspira) Escucha, no sé mucho del tema. Pero por seguridad, te recomiendo que mantengas a tus amigas a raya. Créeme, mucha gente lo dice y lo habla, yo andaría con cuidado
LUCA: Madre mía… (Baja la cabeza y empieza a mirar al suelo) Me dejas con la misma duda.
VERA: Te repito, no sé nada, pero andad con cuidado… (Lo mira) Por favor…
(Luca no entendía nada, pero estaba claro que Vera sabía algo que él no sabía, y que realmente conocía la leyenda más de lo que él pensaba. Con lo cual, asintió con la cabeza.
Vera se levantó de la cama y Luca se levantó con ella)
VERA: Vamos a cenar. ¿Te gusta el maíz?
LUCA: Pues nunca lo he comido más que en las palomitas, pero seguramente me guste si lo pruebo…
VERA: Perfecto (se va por la puerta, pero luego se gira y le pregunta) Por cierto, ¿cómo te llamas?
LUCA: Luca
VERA: (Le sonríe) Me gusta mucho… Luca…
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