EL BOTO: CAPÍTULO 6

(Eran las tres de la tarde, la hora de después de comer. Vera había llevado a los italianos hasta el puerto de Borba para hablar personalmente con el Tío António sobre el tema del dinero.

Una vez más, se dirigieron hacia su barco. Allí estaba él, echándole un vistazo a las diferentes especies marinas que acababa de pescar en la gigantesca red que allí tenía. Parecía muy concentrado contando todo el pescado que había conseguido. No semejaba muy interesado en hacerle caso a los chicos, quienes se encontraban impacientemente esperando por él frente a la punta del barco.

Vera no se lo pensó ni un minuto más y montó encima del bote, procurando que su tío le hiciese caso)

VERA: Tio António…

(El tío António no hacía demasiado caso. Seguía concentrado contando los peces que había pescado, y seguía observando maravillado hacia su gran habilidad para conseguir comida y recursos de supervivencia teniendo en cuenta su tremenda situación precaria.

Vera seguía avisándole, mientras los italianos miraban con incertidumbre)

FABIO: (En bajo a Luca) ¿Qué te apuestas a qué está ignorando a su sobrina a propósito?

LUCA: Algo me dice que ahora mismo no parece muy interesado en hacernos caso, si no en pescar

VERA: Creedme, tiene un problema de sordera desde hace 25 años, cuando yo acababa de nacer. Hay que tener paciencia (Mira para él y le toca el hombro)

TÍO ANTÓNIO: (Se sobresalta) AH! Quem? Onde? Quando? Por que? Com quem? Que foi? (Mira para su sobrina) Oh, Vera, é você!

VERA: Sim. Escuta, precisamos da sua ajuda.

TIO ANTÓNIO: Que foi?

(Los cuatro italianos subieron al barco y, en cuanto ya estaban en él, Giulia dio un paso adelante, temerosa)

VERA: (Tocándole el hombro a Giulia) Giulia teve experiências com o boto esta noite.

TIO ANTÓNIO: Suspeitava que isto passaria quando o animal atacou-a ontem

GIULIA: Sim, mais isso não é o pior. Agora quedarei engravida e não posso permiti-lo. Não tenho trabalho e todavia moro com os meus pais em Verona. Se tivesse um filho agora, as consequências seriam muito graves para mim e a minha família

VERA: Então, queríamos que você nos ajudara, se for possível.

TIO ANTÓNIO: (Sentándose en el banco del barco y mirando con dudas) Mais eu que posso fazer?

LUCA: Giulia não pode ter um bebé. Pelo tanto, necessitamos que aborte

TIO ANTÓNIO: Desculpa? Abortar? Isso não vai ser possível aqui em Brasil, não é legal!

LUCA: Sei, sei. Por isso precisávamos de dinheiro para pagar o aborto em Itália, quando volvamos lá

(El tío António se quedó un rato callado. Parecía no saber qué decir o, en cierto modo, parecía que no sabía como ayudarles. Los chicos se miraron y miraron a Vera acto seguido, esperando una respuesta de la boca del tío. De repente, él se puso a mirar una vez más para su red con todos sus pescados)

LIA: (Susurrando) ¿Otra vez?

VERA: Dadle tiempo, parece ser que se le ha ocurrido algo

LUCA: No creo que vaya a encontrar la respuesta a nuestras dudas entre un millón de peces… (Se pone de brazos cruzados) Pero bueno, allá él

VERA: Enserio, confiad en mi tío. No parecerá muy ortodoxo, pero siempre que es posible, se le ocurren grandes ideas. De verdad.

(El tío António miró de frente a ellos. Al momento, se levantó y estiró la espalda, la cual hizo un desagradable ruido justo en ese momento. Sonrió)

TIO ANTÓNIO: Meninos, tenho a solução aos vossos problemas

FABIO: Vale, muito bem, mais que solução, se poder saber-se?

TIO ANTÓNIO: O melhor pescador do Brasil mora nesta vila. O seu nome é Zé Fernandez

VERA: (Con las pupilas dilatadas) ZÉ FERNANDEZ? O responsável da marca de pescado brasileira “Um peixinho”? Ele mora aqui?

GIULIA: (Susurrando a los chicos italianos) ¿De quién coño están hablando?

LUCA: Ni idea

TIO ANTÓNIO: Sim. Ele. Consegue muito dinheiro graças a que o seu pescado vende-se em todo Brasil, e ademais o pescado está muito rico! Se vêm comigo no barco, eu levarei-lhes até onde ele mora

LUCA: Será um prazer

(Y acto seguido, partieron en el barco hasta la casa del pescador. Durante el viaje, estuvieron viendo un montón de fauna y flora propias del amazonas, algo que, sin lugar a dudas, les encantaba observar. Por otro lado, Vera miraba pensativa hacia el agua. Luca se acercó a ella, para tratar de entretenerla)

LUCA: Me gusta muchísimo este pueblo… Es realmente bonito

VERA: Me alegro de que te guste. Desafortunadamente, tenemos muy mala fama

LUCA: (Acercándose más a ella) Borba merece muchos más turistas.

VERA: No, si tiene turistas. En especial, turismo nacional. Éste se fomenta mucho sobre todo en la época de las fiestas de Santo António, donde brasileños de todas partes vienen a celebrar. Pero…

LUCA: ¿Pero qué?

VERA: Me gustaría que la gente viese que Brasil no es la maravilla de una noche de verano en Rio de Janeiro, ni la magia de los carnavales, ni tan siquiera un lugar de fiestas o de partidos inmensos de fútbol… Aquí hay muchísima pobreza y desigualdad... ¿Sabes, Luca? Ojalá pudiera ir a vivir a Italia con mi madre…

LUCA: ¿Por qué no lo haces?

VERA: Alguien tiene que mantener a mi abuelo…

LUCA: (Mirando al otro lado que Vera, mira para el suelo del barco, y empieza a reflexionar)

TIO ANTÓNIO: (Manejando el timón) Já estamos

(Bajaron del barco. La casa era una cabaña de madera, bastante llamativa y característica. Al lado de la misma, había una cesta llena de pescados y de cañas de pesca, así como unos llamativos arbustos al lado de las escaleras de la casa. Al momento, el tío António subió por las escaleras e incitó a los chicos a que lo siguieran, para de esta forma, dar con el paradero de Zé Fernandez. Petó a la puerta)

TIO ANTÓNIO: Zé! Amigo Zé! Está você na casa?

(Tardó un tiempo en contestar. Los chicos se impacientaban de tanto esperar, pero no les quedaba remedio.

Después de un tiempo, abrió la puerta un señor delgado, calvo y con bigote. El señor llevaba puesto un sombrero de pesca, una camisa de rayas desabrochada y unos pantalones cortos, a la par que iba completamente descalzo. Sonrió al Tío António nada más lo vio)

ZÉ FERNANDEZ: António! Como está você? Já há tempo que não o vejo!

TIO ANTÓNIO: Dame um abraço, amigo!

(Los dos hombres se estuvieron saludando y abrazando un buen rato, hablando constantemente cosas que los jóvenes no entendían. Éstos creían que se morían del cringe.

António mantuvo su brazo encima del hombro del pescador y se lo presentó a los chicos)

TIO ANTÓNIO: Zé, esta é a minha sobrinha Vera

VERA: Zé Fernandez! Sou uma grande admiradora sua. O seu pescado é incrível!

TIO ANTÓNIO: E estes rapazes são os alunos da minha irmã na Itália

ZÉ FERNANDEZ: ¡Ah! Con lo cual vosotros sois italianos, ¿no?

LUCA: MAMMA MIA, ¿sabes italiano?

ZÉ FERNANDEZ: ¡Chaval, mi padre es de Sicilia, y su parte de la familia también!

FABIO: (Con cara de sorpresa) Anonadado me hallo

ZÉ FERNANDEZ: Bom, qual é o motivo de tal inesperada visita?

VERA: (Susurra a Giulia) Nena, cuéntaselo tú

(Giulia se acercó, una vez más, a Zé, para contarle cual era su problema. Tenía mucha vergüenza por miedo a que el hombre se riese de ella o similar, pero decidió perder el miedo y echarle valor a pesar de todo)

GIULIA: Verás, señor Zé, he sido víctima del boto

ZÉ FERNANDEZ: ¡Ay ay ay! Ese boto, que peligroso es. Dime, reina, ¿te atacó ayer en la fiesta de Santo António?

GIULIA: Si… Lo peor de todo es que yo no lo sabía…

ZÉ FERNANDEZ: (Sonriendo) Ese animal es escurridizo a más no poder. Como se disfrace de hombre para ir a conquistar a una mujer tan bonita e inocente como tú se revoluciona el panorama. Y déjame que adivine; quedaste embarazada, ¿verdad?

GIULIA: Si…

ZÉ FERNANDEZ: Bueno, ahora tendrás al hijo del boto

LIA: Ella no quiere tener al hijo del boto, ese es el problema

GIULIA: Precisamente por eso le llamamos.

ZÉ FERNANDEZ: Comprendo… ¿Pero qué puedo hacer yo?

LUCA: Sólo te pedimos un favor; que pesques algo y lo vendas, y así consigas dinero para que podamos pagar el aborto en Italia

ZÉ FERNANDEZ: (Se queda pensando un buen rato) Vale… Entiendo que queréis que venda pescado y os de el dinero ganado con ese pescado para que esta muchachita pueda abortar, ¿cierto?

LOS CUATRO: ¡Si!

ZÉ FERNANDEZ: Eso va a ser más complicado de lo que parece

LOS CUATRO: Oh…

ZÉ FERNANDEZ: Pero a ver, decidme… ¿Qué día os marcharéis?

FABIO: Estaremos aquí 10 días más.

ZÉ FERNANDEZ: Tiene razón, va a ser más difícil de lo que aparenta… Pero escuchad, se me ocurre una idea

LUCA: Desembucha

ZÉ FERNANDEZ: Hay especies de peces que, según tengo leído, están deliciosas, y que yo todavía no he vendido. Estaría encantado de tratar de pescar varias de esas especies y venderlas en mi mercado.

GIULIA: ¿Enserio? ¡Aceptamos, Zé!

ZÉ FERNANDEZ: Ótimo. Pero… No lo voy a hacer solo (Va hacia la cesta donde están las cañas y, acto seguido, coge varias cañas, siete por cabeza. Acto seguido, se dirige a ellos y le da una a cada uno) Tomad. Vosotros también vais a pescar, porque siete cabezas pescan mejor que una

GIULIA: Pero señor Zé… No sabemos pescar

ZÉ FERNANDEZ: ¡Eso no será un problema, aprenderéis rápido! En cuanto le cojáis el ritmo, habremos conseguido peces diferentes en menos que canta un gallo

LUCA: Muito obrigado, . Creo que vas a ser de gran ayuda

ZÉ FERNANDEZ: Es lo menos que puedo hacer, ¿no? ¡Venga, todos a mi barco, nos espera un LAAAARGO viaje por recorrer por el Madre de Dios!

(Acto seguido, todos corrieron hacia el barco de Zé. En especial, los italianos, quienes estaban muy emocionados de que todo se fuera a solucionar y que Giulia pudiera salir de allí completamente segura de que podría abortar tranquilamente)

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL BOTO: CAPÍTULO 14

EL BOTO: CAPÍTULO 15

EL BOTO: CAPÍTULO 1