EL BOTO: CAPÍTULO 8
(14 de Junio por la noche. Los chicos se habían ido a dar un paseo corto todos juntos. Pero Giulia no podía. Giulia, desafortunadamente, tendría que estar encerrada en cuarentena para evitar que el boto se acercase a ella.
A la chica no le gustaba nada la idea. Durante la noche, se sentó en la mesa del comedor a cenar una sopa con su profesora. La situación resultaba incómoda. Giulia no tenía trato con su profesora, no hablaban de prácticamente nada ni en la Universidad, ni fuera. Era sólo su profesora. Por otro lado, estaba el Abuelo Lucas, el cual no articulaba palabra. Sólo respiraba fuerte y miraba para su sopa como si fuera una polilla mirando para la luz en la penumbra. El señor parecía cansado debido a su vejez. Pero, a su vez, parecía también asustado.
Giulia no podía aguantar la situación. Estaba realmente incómoda. Buscó una manera de escabullirse)
GIULIA: Bom, eu… Já não tenho mais fome (Se levanta de la mesa y se lleva la sopa consigo)
TEREZA: Giulia, onde vai? Não comeu nada
GIULIA: (Dándose la vuelta) Tereza, já disse que não tenho fome. De-lhe a sopa ao avó Lucas, parece que ele sim necessita comer
ABUELO LUCAS: (Hablando para si mismo) A neta… A neta…
GIULIA: A sua neta está bem, não se preocupe por ela!
ABUELO LUCAS: A neta Vera… Ela está fora… Em noite de lua cheia…
TEREZA: Papa, podes deixar de preocupar-te por isso agora? Não é o momento
ABUELO LUCAS: Pero… O boto…
GIULIA: (A la profesora) Es que tem medo de que o boto vaia a por Vera?
TEREZA: Sim… Se você soubera…
GIULIA: Pero não compreendo, Tereza. Que sucedeu?
TEREZA: Giulia, eu não posso contar nada…
(La incomodidad de Giulia empezaba a acelerarse. No podía entender nada de lo que estaba pasando. El terror y la palidez del Abuelo Lucas le daban escalofríos, y el intento de Tereza por calmarlo le hacían cuestionarse muchas cosas. Ella quería marcharse de allí, dejarlos solos, e irse a su habitación. Con lo cual, hiperventilando, con el corazón latiendo al cien por cien y dejando de mirar para ellos, dejó el plato en la cocina y subió a su habitación, sin pronunciar una sola palabra.
Cuando llegó arriba, vio otra sorpresa que también le atemorizó. Miguel, el hijo de Vera, estaba sentado en el suelo, balanceándose sobre sí mismo y mirando constantemente al suelo. Estaba también pálido y llorando. Giulia se preocupó por él)
GIULIA: Estás… Estás bem…? Posso ajudar-?
MIGUEL: (Chillando) ONDE ESTA O MEU PAPA?
GIULIA: (Asustada) Não… não sei, menino, não sei nem quem é o teu pai…
MIGUEL: EU QUERO A PAPA
(Giulia no podía aguantar más todo lo que estaba pasando con lo cual, lentamente, se alejó del pequeño, corriendo. El niño seguía llorando, aparentemente porque no tenía padre. Giulia seguía teniendo mucho miedo y no se acercó a nadie más. Se encerró en su habitación y decidió no salir de allí hasta que Luca y compañía volvieran a casa.
Se quedó acostada en la cama, pensativa. Se puso las manos en la barriga y se quedó en sumo silencio. No había cobertura en el móvil. No había entretenimiento. No le quedaba otra que quedarse encerrada en la habitación.
Una araña colgaba del techo trabajando su telaraña. Giulia miraba para ella, con envidia, ya que le hubiera gustado tener en ese momento la misma productividad que una simple araña. También miró para la estantería, preguntándose si debía leer algún libro de los que había. Entre ellos estaban clásicos como “War and Peace”, “Moby Dick”, “Hamlet”, “Frankenstein”, el clásico árabe “Las mil y una noches”, entre otros. Todos en su versión portuguesa, naturalmente.
De repente, vio un libro que le llamó la atención. El libro tenía un tamaño mediano y fácil de leer, de tapa con color morado, llamado “As lendas do mágico Brasil”. Giulia no pudo evitar sentirse atraída por el libro y lo cogió enseguida. Se puso a leerlo con gran curiosidad.
De pronto, se oyó el batir de la ventana. Cuando levantó la vista del libro durante un momento, vio una pierna asomarse por la ventana. En ese momento empezó a gritar con gran fuerza, y más gritó en cuanto saltó un hombre del ventanal. Ese hombre era ni más ni menos que el Boto, en su forma humana)
GIULIA: TI!
BOTO: (Se levanta, sonriendo) Hola, Giulia. ¿Me echabas de menos?
GIULIA: Pero… ¿Encima hablas italiano?
BOTO: JAJAJAJAJA. Claro que si, bonita… Me sé todos los idiomas posibles, las mujeres vienen de todas partes, ¿sabes?
GIULIA: Muy bien, pues a ver si entiendes esto: VETE DE MI CASA
BOTO: No… (Se acerca a ella, hasta estar a la distancia de un centímetro) Me he enamorado de ti, Giulia. Quería volver a verte
GIULIA: (Lo aparta) POR TU CULPA voy a tener un hijo contigo. Acabas de mandar a la mierda mi vida, y encima lo has hecho a propósito. No te creas que voy a ser ahora tu presa fácil, delfinito de mierda.
BOTO: ¿Qué pasa, no quieres volver a tener esa experiencia conmigo? (Se vuelve a acercar a ella y la agarra por la cintura)
GIULIA: No
BOTO: (Sin hacerle caso, continúa) Como disfrutaste cuando te besé así (Empieza a besar su cuello y su oreja) O como te agarré así (La agarra del trasero con fuerza) Disfruta, Giulia, sé que te encanta…
(Giulia no articulaba ni una sola palabra. En cuanto el hombre empezó a excitarla con besos y caricias, ella se dejó. Volvía a ascender al cielo, sonriendo, y no le preocupaba nada, ni tan siquiera el hecho de que el animal estuviese volviendo a usarla como su víctima fácil. Lo dejó estar a una pequeña distancia y le dijo:)
GIULIA: Fóllame otra vez…
(El hombre se quedó callado, sonrió y al momento, la empujó hacia la cama. Empezaron a besarse, él tocaba sus senos, ella arañaba su espalda y mordía su labio. Ella estaba amarrada a la cama y se dejaba llevar por el momento, por los calientes besos de él, y por su sonrisa la cual podía observar y notar cuando le besaba. No pensaba en que fuera un delfín transformado en humano. Le daba igual. Estaba viviendo el momento de su vida. Se desnudaron enseguida y empezaron con el acto sexual. Un acto que duró muchísimo tiempo y en el que Giulia volvía a ascender al cielo, como si hubiera consumido algo.
Lo que no sabía es lo que pasaría mientras ella estaba en pleno acto sexual)
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