EL BOTO: CAPÍTULO 19

(Volvemos al presente. Aún son las 3 de la mañana. Luca le acaba de contar a Vicenzo lo sucedido con Vera)

VICENZO: ¿QUÉ ME ESTÁS CONTANDO, BRO, AL FINAL VERA Y TU OS LIASTEIS?

LUCA: Creí habértelo contado ya hace tiempo

VICENZO: Bro, tú nunca me cuentas nada de tus líos

LUCA: Es verdad… (Gira la cabeza)

VICENZO: ¿Te gustaba mucho? Cuenta, cuenta todo

LUCA: (Sonríe) Flipas… Me encantaba. O sea, ¿tú sabes cómo era de guapa? ¿La preciosidad de rostro que tenía? Parecía esculpida por los dioses. Y es que ya ni hablo de su cuerpo... Era literalmente una diosa griega.

VICENZO: Te gustaba entonces…

LUCA: Me atrevería a decir que en ese momento me gustaba más de lo que Giulia me gustaba justo antes de venir. Me di cuenta de muchas cosas en aquel momento

VICENZO: (Alza una ceja) No capto, ¿qué cosas?

LUCA: Mira, no te voy a mentir, Vicenzo, pero Giulia me encantaba desde el primer día. Estuve hechizado desde que la conocí en la carrera, pero poco a poco, cuando ella fue demostrando que no me quería más que como un amigo, fui perdiendo el interés, y ese hechizo se convirtió en simple morbo. Pero hasta que no conocí a Vera no me di cuenta

VICENZO: Realmente le anduviste detrás a Giulia mucho tiempo

LUCA: Si, pero bueno, ahora ya se acabó

VICENZO: Si… (Empieza a bostezar) Oye, Luca, será mejor que me vaya a dormir, estoy bastante cansado…

LUCA: Pero todavía no he terminado

VICENZO: Bro, estamos confinados y ni siquiera sabemos cuanto queda para que salgamos. Tienes tiempo de sobra para contarme

LUCA: Pero mañana quería seguir escribiendo mi historia y luego hacer videollamada con Ricardo…

VICENZO: Luca, lo digo enserio. Mañana me cuentas todo.

LUCA: (Se levanta del sofá) Está bien. Mañana te cuento todo.

VICENZO: Buenas noches…

(En ese momento, cada uno se va a dormir a su habitación.

Día siguiente, 4 de la tarde. Vicenzo se sentó una vez más con Luca en el sofá, llevándose consigo un plato de chicharrones con pepino, ya que todavía tenía hambre)

VICENZO: Bueno, sigue por donde nos quedamos.

LUCA: (Mira hacia abajo) Bueno…


                                                                         ***


(Volvemos al 2016. Son las 12 de la noche y acaba de empezar el 20 de Junio.

Todos estaban en casa. Luca y Vera estaban durmiendo en el cuarto de ésta. Giulia estaba leyendo libros de fantasía que había en la estantería de su cuarto. Fabio estaba chateando con su familia. Tereza y el pequeño Miguel también estaban durmiendo. Lia, por su parte, estaba pensativa en la cama.

No podía parar de pensar en aquel chico. No sabía su nombre, ni quien era, ni por qué se habría fijado en ella. Tampoco sabía qué clase de relación habría de tener Giulia con él y le dolía saber que una de sus mejores amigas estaba con un chico que le gustaba. Pero lo peor de todo es que ella era la única que desconocía que era el boto y no se lo creía cuando sus amigos hacían hincapié en ello.

Estaba harta de esperar por él. No sabía cómo contactarle, ya de por sí no sabía nada de él. Ni tan siquiera su nombre. Pero no perdía la esperanza. Miró a la ventana y a la noche estrellada, melancólica. Empezó a preguntarse si él estaba allí, mientras no era capaz de quitarse su hermoso rostro de la cabeza. De todas maneras, estaba cansada de que la incertidumbre acabara con ella. Con lo cual, se levantó de la cama, cogió su chaqueta y salió corriendo en su busca. Estaba convencida de que él debería seguir en el río como siempre estaba.

Salió corriendo por la arena en su busca. No lo encontraba en ninguna parte, pero buscó y buscó, hasta que de repente oyó su voz)

BOTO: ¡Lia!

LIA: (Gira la cabeza) ¡Tú! ¿Dónde estás?

(Al momento, alzó la cabeza hacia arriba. Él estaba subido a un árbol, en la más alta rama. Seguía con su característico sombrero de paja, pero Lia seguía siendo incapaz de detectar o siquiera imaginar que sería el boto. Él la miraba con cara de deseo, y empezó a bajar de las ramas como un chimpancé tras haber cogido los mejores plátanos de un frondoso árbol.

Saltó hacia ella y se acercó poco a poco)

BOTO: ¿Me echabas de menos?

LIA: (Sonrojada) ¿...Dónde has estado?

BOTO: Esperando por ti, princesa

LIA: Pero… No sé quien eres. No tengo tu nombre, ni tampoco tu dirección, no sé nada de ti. Creo que va siendo hora de que me lo digas… ¿No?

(Él no le dijo absolutamente nada. Empezó a caminar alrededor de ella, dando vueltas constantes, y a mirarla de arriba a abajo. Ella no podía entender nada)

LIA: ¿...Me vas a responder o me vas a dejar igual…?

BOTO: No importa quién soy… Lo que importa es que me he quedado hechizado por ti, Lia…

LIA: ¿Cómo…? Hace literalmente DÍAS estabas besándote y acicalándote con mi amiga Giulia. Yo te vi.

BOTO: (Ríe) ¿Giulia…?

LIA: Si. Mi amiga. Si eres un casanova, no tienes nada conmigo, te aviso

BOTO: No sé de que me hablas…

LIA: ¿PERDÓN? O sea, ¿qué ahora te olvidas? Te lo pregunto de verdad, ¿QUIEN COÑO E-?

(Antes de que Lia pudiese terminar, el boto la agarró de la cintura. Ella se quedó paralizada y no pudo hablar siquiera. Él volvió a mirarla con mirada malvada mientras ella empezó a sonreír tímidamente sin ni tan siquiera cambiar su expresión de shock)

BOTO: Prepárate para tener la experiencia de tu vida…

LIA: ¿...Qué…?

(El boto no dijo nada más y la besó. Ella se quedó callada y su expresión de shock cambió por una expresión de felicidad, tal felicidad que parecía que estaba consumida por las drogas. Nunca en sus 22 años de vida había tenido la suerte de tener un romance o flechazo como el que acababa de tener. Además de eso, era la primera vez que la besaban. Sentía ese beso como si estuviera literalmente en las nubes. Creía estar muriéndose. La pasión la estaba empezando a consumir.

Después de besarla un rato, él la agarró de la muñeca. La pobre inocente seguía desconociendo lo que pasaría, pero sabía que debía dejarse llevar. Él la arrastró directamente hasta la orilla del río y allí la acostó y empezó a desnudarla. Los preliminares sexuales empezaron justo en ese momento. Ella se estaba volviendo loca. No sólo le habían dado su primer beso, si no que además iba a recibir su primera experiencia sexual. Todo en una misma noche y con el mismo hombre. Todo el acto sexual fue un acto de satisfacción y pasión que ella jamás creería tener en su primera vez. Tenía miedo, pero todo lo que él le dio en aquel momento hizo que olvidara el miedo y los nervios de la primera vez. Lia estaba en el cielo. Lo que estuviera pasando o fuera a pasar estaba en un segundo grado, algo irrelevante en ese momento. Algo que no importaba.

Después de bastante sexo desenfrenado, Lia vio que algo rojo se reflejaba en el mar. No tardó en darse cuenta de que sería su sangre por la rotura del himen. Ella se sintió avergonzada y levantó la cabeza para mirar para él)

LIA: Oye, nene, perdón por… (En cuanto levanta la cabeza, antes de que pueda terminar, ve una cola de delfín en sus piernas, lo cual la deja en estado de shock) ¿QUÉ?

(En ese momento, giró la cabeza y vio al chico. Era el boto, a punto de transformarse de nuevo en delfín)

BOTO: (Con mirada malvada) Adiós…

(Después de ese adiós, su transformación se completó y él se convirtió de nuevo en delfín. Ya no podía hablar y sólo se reía como un delfín. Soltó un ruido de delfín mientras sonreía y se fue nadando, alejándose de Lia. Por su parte, ella estaba a punto de llorar. Estaba aturdida. No sabía que hacer ni que decir. Sólo empezó a gritar, saliendo rápido del agua)

LIA: ¡SOCORRO! ¡SOCORRO, AYUDA, POR FAVOR! (Se va cayendo en la orilla en cuanto llega a la misma y se queda de rodillas, empezando a llorar de verdad) Por favor… AYUDAAAAAAA

(Giulia oyó todo desde su habitación. Supo que era Lia al momento. Fabio también lo había oído. Salieron corriendo como un rayo hasta la orilla del río. Allí la encontraron a ella, a punto de llorar)

FABIO: ¿Estás bien, Lia? ¿Qué pasó…?

LIA: ¡EL BOTO!

GIULIA: (Agarrándole el brazo) No…

(Al momento, miró para el fondo del río y vio al delfín, jactándose, saltando por el río sin preocupación. Giulia empezó a suspirar. Estaba consumida por la impotencia)

GIULIA: DE QUÉ TE VAS, IMBÉCIL

FABIO: (Mira para Lia) Lia, escucha, estás con nosotros, ¿vale? Te vamos a ayudar con esto, ¿de acuerdo?

LIA: (Mira para el fondo) No… No… No puedo permitírmelo

GIULIA: Escucha, Lia, no te preocupes, vamos a tratar de…

LIA: ¡GIULIA, VOY A QUEDAR EMBARAZADA! (Mira para el fondo del río) Voy… A quedar… Embarazada…

GIULIA: (Le toca el brazo) Pero Lia, mira, yo…

LIA: (Se suelta) ¡NO!

FABIO: Pero… ¿Qué quieres hacer?

(Lia se alejó poco a poco de ellos, sin decir una sola palabra. Giulia y Fabio miraban extrañados, a la vez que algo tristes. Lia miró para ellos cuando los tenía a un metro y medio de distancia)

LIA: Adiós…

GIULIA: (A punto de llorar) ¿ADIÓS? ¿CÓMO QUE ADIÓS?

FABIO: Lia, no nos digas eso, podemos ayudarte…

LIA: (Se gira) Adiós… (Empieza a caminar)

GIULIA: ¡LIA NO!

(Lia se fue alejando poco a poco de ellos hasta ir sumergiéndose en el río. Ellos trataron de ir tras de ella, pero para cuando estaban en el agua, ella ya había sido consumida de lleno por el Madre de Dios. Giulia y Fabio empezaron a llorar, saliendo rapidísimo del río. Giulia cogió su móvil al momento y llamó enseguida al teléfono de urgencias. Antes de que éstos la cogieran, le gritó a Fabio)

GIULIA: ¡VE A BUSCAR A LUCA, A VERA Y A TEREZA! ¡DEBEN ENTERARSE DE ESTO!

FABIO: (Sollozando) Está bien… Voy… (Sale corriendo hacia la casa)

(Giulia esperó insistentemente a que el número de emergencias le cogieran. En cuanto le cogieron, habló portugués lo mejor que pudo en ese momento)

GIULIA: (Sollozando) Escutem… Há uma moça afogada no rio. Procurem ajuda, por favor… Necessito que a salvem


                                                                       ***

(Luca y Vera estaban en la cama acurrucados, durmiendo. Parecían estar completamente tranquilos, sin nada que les preocupase a largo plazo. Luca estaba acariciando los rizos de Vera mientras dormía placenteramente.

Pero de pronto, se escucharon muchos topetazos en las puertas. Desconocían que era Fabio tratando de avisarles del peligro. No escuchaban nada. Estaban completamente dormidos. Fabio, mirando desde la puerta, ya no sabía qué hacer. Con lo cual, le dio una patada para ver si la tiraba, pero fue misión imposible. Se rindió y, resentido, se sentó en las escaleras.

Luca no escuchó aquel topetazo. Sin embargo, Vera sí que lo escuchó. Se despertó, asustada, y pegó un grito suave que despertó a Luca. Él se quedó mirándola mientras ella hiperventilaba del susto)

LUCA: Vera, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?

VERA: He oído un golpe en la puerta…

(Luca miró hacia la puerta, consumido por la duda. No vio nada en ella. Volvió a mirar a Vera y le acarició el brazo para tranquilizarla)

LUCA: Habrá sido el viento, tranquila…

VERA: No no… (Mirando a la puerta, consumida por el miedo) Era un golpe fuerte. Como alguien tratando de tirar una puerta abajo

LUCA: (Vuelve a mirar) Pues no ha vuelto a pasar. Venga, acuéstate. (Le besa el hombro y se acuesta de nuevo en la cama) Mañana será un nuevo día…

(Vera se quedó tranquila a sabiendas de que lo que había escuchado podría haber sido simplemente un producto de su imaginación. Entonces, se volvió a acostar.

Pero de repente, pasados un par de minutos, empezaron a reflejarse luces en la ventana. Luces de color rojo que se veían con gran profundidad en la habitación. Esto despertó a Luca que se levantó y, poco después, a Vera)

VERA: (Entreabriendo los ojos) ¿Qué pasa…?

(Estuvieron un rato callados viendo las luces reflejarse en la ventana de la habitación. De pronto, las luces pasaron de ser sólo luces a venir acompañadas con el ruido de una ambulancia y un montón de gente gritando por la ventana. Luca se asomó por la ventana y, asustado, pudo observar el peligro)

LUCA: Alguien está en peligro, Vera… Tenemos que bajar.

(Al momento, saltaron de la cama y cogieron sus respectivas chaquetas para bajar corriendo al porche de la casa y ver qué era lo que estaba pasando. Observaron un montón de policías y una ambulancia en la orilla del río, a la par que un montón de helicópteros. Desde estos helicópteros, mucha gente se tiraba de cabeza al Madre de Dios. Estaban en la búsqueda de Lia. En la puerta de la casa, estaban Giulia, Fabio y Tereza, mirando consumidos por la sorpresa y el temor. Luca y Vera no podían entender nada. Al momento, Luca le dio un golpecito a Giulia para preguntarle qué había pasado)

GIULIA: (Se gira) Luca…

LUCA: ¿Que… Qué pasa, Giulia? ¿Por qué está todo así?

GIULIA: ¿Ahora decides venir? ¿Después de hacernos la vista gorda apareces así como así?

LUCA: Yo…

VERA: ¿Dónde está Lia?

FABIO: ¿Lia…?

VERA: Si…

GIULIA: (Entre lágrimas) Se ha dado cuenta de que el boto era el hombre que la perseguía y después de tener sexo con él se ha echado al río.

LUCA: ¿QUÉ?

(Giulia dejó de mirar a Luca y volvió a mirar al frente, conteniendo las lágrimas. Luca empezó a llorar también. Todos estaban llorando.

Un montón de policías nadaban o navegaban en barcos para ver si encontraban el cuerpo de la chica. Pero no había rastro de él. Estuvieron esperando horas a encontrar a Lia, sin poder dormir, ni tan siquiera tener un poco de sueño. Vera estaba asustada, abrazando a su madre y cogiéndole la mano a su hijo. Luca se había sentado en el porche, echándose las manos a la cabeza y sintiéndose culpable. Todos estaban consumidos por el temor y la duda.

Pero después de horas buscándola, los policías consiguieron encontrarla. La llevaban en una barca hasta la orilla del río. Los chicos, al darse cuenta, salieron corriendo hacia la orilla para ver qué tal se encontraba. Un médico salió corriendo hacia su cuerpo, que estaba en la barca que acababa de llegar a tierra)

MÉDICO: (Sale corriendo) Apartem-se! De isto encargo-me eu

TEREZA: Médico, diga-me que a garota está bem, por favor… É a minha aluna…

MÉDICO: Não posso acreditar isso agora mesmo, senhora. Deem-me um pouquinho de tempo

LUCA: (Mirando al médico y después a sus compañeros) Apartémonos, chicos… Démosle espacio…

(El médico cogió, con un policía, el cuerpo de Lia, que posó en la arena cuidadosamente. En cuanto tuvieron el cuerpo probablemente inconsciente de la muchacha posado en la arena, el médico cogió todas sus cosas, para descartar que la chica estuviera muerta. Pero, en cuanto trató de escucharla, vio que no estaba respirando. Hizo todo tipo de maniobras para asegurarse que sólo estaba inconsciente. Los chicos tenían muchísimo miedo. Estaban mirando, expectantes, para ver cómo acababa la situación. El resultado no fue agradable. El médico, en cuanto vio que era incapaz de reanimarla, pensó lo peor: Que tendría que medir su pulso para comprobar si estaba muerta.

Al momento, cogió su medidor de pulso para comprobarlo. Los chicos se acercaron a él para ver qué era lo que pasaba. El médico puso cara de tristeza mientras tenía el medidor encima del pecho de la chica. Miró a los chicos, triste, sin saber cómo comunicarles la noticia. Ellos se quedaron mirando, sorprendidos)

GIULIA: Como foi, médico? Está bem a nossa amiga…?

(El médico los miró en silencio. Ellos no tenían ni idea de qué estaba pasando. Él pegó un suspiro y decidió hablar)

MÉDICO: A sua amiga esta morta… Morreu por afogamento

(Todos se quedaron mirando tristes para el médico. Él se fue, acercándose a sus compañeros y diciéndoles que no había manera. Los demás médicos se acercaron a Tereza. Una enfermera comunicó la noticia y presentó compasión hacia la profesora y los chicos)

ENFERMERA: Sinto-o muito, senhora. A garota morreu. Não há caso

TEREZA: Que podemos fazer agora…?

ENFERMERA: Se vocês o desejam, nos chamaremos à funerária de Borba e levaram-se o corpo lá para enterrar-lo hoje ou amanha. Poderia dar-me os dados pessoais para comunicar-lhos à funerária?

TEREZA: Chama-se Lia Russo. Tem 21 anos e nasceu o 23 de Setembro do 1994 em Verona. Estava com nós nesta viagem, mais saiu todo mal. Perdoem-nos as moléstias que pudera-mos ocasionar com esta situação

ENFERMERA: Não se preocupem. O corpo estará em boas mãos. Vocês terão que avisar à família para informar-lhes

VERA: Enfermeira, a família vive na Itália…

ENFERMERA: Já sei, mais eles devem saber que a sua filha não volverá… Ademais, necessitamos que eles nos digam que enterremos o corpo ou o incineremos para leva-lo até Verona

TEREZA: Está bem… Muito obrigada, enfermeira

VERA: Muito obrigada…

(La enfermera se fue al momento. Todos se quedaron mirando para el cuerpo de Lia pensando en todos los momentos que pasaron juntos y lo triste que les ponía que todo esto hubiera terminado así sin que ellos lo esperaran. Su amiga estaba muerta y no podrían hacer nada al respecto.

Volvieron a la casa. Giulia entró pegando un portazo, enfadada, sin mirar a Luca a la cara)

LUCA: ¿Pero qué te pasa ahora, Giulia? ¿Por qué me tratas así?

GIULIA: ¿Por qué? Pues porque en lugar de preocuparte NI LO MÁS MÍNIMO en lo que estaba pasando ahí fuera con Lia estabas acurrucadito con Vera, pasando olímpicamente de todo

LUCA: ¿Qué? Pero Giulia, yo no sabía nada de lo que estaba pasando

FABIO: Luca, os llamé repetidas veces, Giulia chilló vuestro nombre hasta la saciedad, y vosotros estabais pasando de todo

LUCA: ¡Pero estábamos durmiendo!

GIULIA: Si, estabais durmiendo. Pero si te importara lo más mínimo lo que está pasando ahí fuera en lugar de tirarte a mujeres, hubieras reaccionado con el más mínimo grito o topetazo

VERA: O sea, que el topetazo… ¿Lo pegó Fabio?

FABIO: (Mira a Vera y, acto seguido, a Luca) ¿Ves? ¡Ella oyó el topetazo y tú no, tío!

LUCA: (A punto de llorar) Lo siento, chicos, yo no había oído…

GIULIA: (Se acerca a él, corriendo) ESTUVIMOS DIEZ PUTOS MINUTOS, PARECE MENTIRA QUE… (Le levanta las manos, tratando de golpearle, pero termina resistiéndolo. No quiere hacerle daño, con lo cual los bajó al momento, mirando para el suelo) Bueno, Luca, no puedo ser dura contigo. Pero en este viaje me has demostrado cosas que en tres años no he sido capaz de ver

LUCA: (Empieza a temblar, con temor de que se hubiera dado cuenta de la verdad) No… No te entiendo, Giulia…

GIULIA: Mira, Luca, crees que soy tonta, pero no. Toda la vida habrás pensado que no me di cuenta, pero no. Yo tenía clarísimo, desde siempre, que yo te gustaba. No sabes disimular, nunca lo supiste y nunca lo sabrás. Sé la forma en la que te afligías cuando yo te hablaba de un chico.

LUCA: Yo…

GIULIA: Pero me he dado cuenta en este viaje que siempre has tenido una obsesión malsana conmigo, ignorando lo que hay alrededor tuya. Has estado todo el rato protegiéndome inútilmente, estando pendiente del boto, pero sólo cuando yo era la que estaba en peligro. Y no. Yo sé defenderme sola y protegerme sola, no necesito tu ayuda ni la de nadie

LUCA: Giulia, soy tu amigo… (Se acerca poco a poco a ella) Sólo quiero cuidarte…

GIULIA: (Se aparta) No, no quieres cuidarme. Quieres cuidarme esperando algo a cambio.

LUCA: (A punto de llorar) No sé cómo puedes pensar algo así…

GIULIA: ¿Crees que soy tonta? Si te preocupara el boto y no yo, no estarías regocijándote con tu novia mientras una amiga está sufriendo y a punto de morir. Pero no. Como Lia no te pone, te ha dado exactamente igual. No le tienes miedo al boto. Tienes miedo de que las tías que te gustan sean víctimas del boto

VERA: Por favor, chicos, parad de…

GIULIA: ¡Calla, Vera! Deja que Luca hable… (Lo mira, con los brazos cruzados) Luca, cariño, dime la verdad… Le tenías celos al boto, ¿verdad? Nunca te importó mi bienestar, ¿cierto? Sólo te importó que yo te lamiera la polla hasta dejártela seca. Dilo ya, sabes que te vas a quedar sin una amiga ahora mismo.

(Luca se quedó en silencio. No sabía qué mas decir. Estaba confundido, triste y con la cabeza llena de dudas, a la vez que presión. Empezó a suspirar fuerte, asustado, sin saber lo que contestar. Giulia sólo lo miraba con los brazos cruzados y las cejas levantadas, frunciendo el ceño. Fabio miró con duda, especialmente incómodo por la situación. Vera estaba también incómoda, pero a la vez que incómoda, estaba triste. Luca decidió hablar)

LUCA: Giulia, yo te quiero… De verdad, que te quiero, y quiero que tú también me quieras…

VERA: (A punto de llorar) No…

GIULIA: (Mirando con cara de sorpresa) O sea, que sí… Que lo reconoces... Mira, misógino de mierda, no quiero aceptar más tu ayudita, ¿de acuerdo? Si me vas a ayudar, que sea por qué me quieres DE VERDAD y no para tu bienestar propio

LUCA: Giulia, a mí jamás se me ocurriría pensar que eres un objeto… Eres increíble como persona, tú no lo sabes, ¿verdad? (Se acerca a ella, abriendo los brazos) Precisamente por eso te quiero…

GIULIA: (Se aparta) Escúchame bien, Luca. Me querrás todo lo que tú quieras, muy bien. Pero lo que has hecho esta noche demuestra que sólo te importas tú a ti mismo y tu propio bienestar. Pues perfecto. Podrás tener una nueva novia guapísima, podrás querer salvarme de quedar embarazada consiguiendo dinero con tu amiguito el pescador… Pero a mí no me haces ningún favor. Acabas de perder a tu mejor amiga. (Le da la espalda y se va por las escaleras) Buenas noches.

LUCA: Giulia, espera…

(Giulia empezó a subir las escaleras enfadada, sin decir una palabra más. Luca, triste, se queda mirando para Fabio, esperando que él dijera algo o interviniera. Fabio levantó los hombros y arqueó las cejas, diciendo de forma no verbal “Qué le quieres, tú te lo has buscado” y se fue también por las escaleras. Vera siguió paralizada ante lo que acababa de escuchar. Luca se quedó mirando para ella, esperando que también reaccionara)

LUCA: Vera, cariño, yo…

VERA: Sigues enamorado de ella… (Sollozando) No me lo puedo creer…

LUCA: No, Vera, no es lo que parece, yo…

(Antes de que le dijera nada más, Vera empezó a subir por las escaleras, dándole también la espalda. Luca se quedó paralizado, confuso y, en especial, muy triste. Después de mirar un rato para las escaleras, se giró mirando para la tele y lo único que se le ocurrió hacer fue sentarse en el sofá, todavía confuso y triste. Colocó los brazos en sus rodillas y se puso las palmas de la mano en los ojos, empezando a llorar desconsoladamente)

LUCA: Qué es lo que he hecho mal…

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