EL BOTO: CAPÍTULO 20

(20 de Junio a la tarde-noche. Iglesia de Borba, una vez más.

Los chicos, Vera y Tereza habían ido a ver el funeral de la joven Lia, el cual sería una misa. Acto seguido, hablarían con la funeraria para pedir un incineramiento y que sus padres pudieran tener sus cenizas cerca en Verona.

Después de la misa, todos cogieron una vela que había en la iglesia y la llevaron con ellos en la mano. Los italianos y Tereza lloraban desconsolados mientras salían de allí, mientras que Vera seguía en estado de shock, mirando a los alrededores, sin creerse lo que estaba pasando. En un momento dado, se acercó a Giulia, preocupándose de su estado)

VERA: (Le toca el hombro) ¿Cómo estás?

GIULIA: Todavía sorprendida y bastante triste

VERA: Te entiendo…

(Siguieron caminando en silencio hacia el cementerio, que estaba al lado de la iglesia. De pronto, Vera pasó por la tumba de su abuelo y la miró un rato. Aún desolada, rezó frente a ella, mientras Giulia estaba parada esperando por ella. Cuando Vera terminó, siguió a la italiana y siguieron su camino)

GIULIA: Debe de ser duro, ¿no?

VERA: ¿El qué?

GIULIA: Haber ido al cementerio hace cuestión de días y tener que volver de rebote

VERA: Si… Lo es…

GIULIA: En verdad, ni nosotros sospechamos que algo así iba a pasar. Hacer un viaje después de tres años juntos en una carrera y que en ese viaje, que podría ser nuestro último momento juntos, se muriera uno de nosotros. Ya es LITERALMENTE nuestro último viaje juntos.

VERA: Lo siento mucho… Lia no merecía nada de esto…

(Luca iba detrás de ellas. Miraba triste, ya no sólo por Lia, si no por la manera en la que había perdido a sus amigos de forma tan brusca, incluida su mejor amiga. En cuanto Giulia lo miró yendo delante de él, Luca le sonrió con inseguridad. Pero ella se dio la vuelta enseguida, frunciendo el ceño y aún mostrando una expresión de enfado. Vera hizo exactamente lo mismo. Luca no pudo contener más las lágrimas.

Lo que no sabía es que detrás de él estaban yendo el pescador Zé Fernández y el Tio António, los cuales habían venido al funeral pero hasta ahora los italianos no se habían cruzado con ellos. Zé se acercó compasivo a Luca)

ZÉ: ¿Cómo te encuentras, grandullón?

LUCA: Mal, Zé, muy mal… No esperaba todo esto, y mucho menos esperaba que me empezaran a dar la espalda

(Zé se quedó callado, mirando para él. Le tocó el hombro, con compasión)

ZÉ: Cuando termine esto, te vienes conmigo en la barca y me lo explicas todo, ¿de acuerdo?

LUCA: Vale…

(Siguieron caminando, en sumo silencio.

En cuanto acabó el entierro, Luca fue corriendo hacia la orilla del río, donde el pescador lo esperaba para empezar a navegar. Luca se sentó en la barca, una barca de madera con una pequeña vela en el centro. En cuanto estuvieron listos, el pescador empezó a navegar. Llevaban un buen rato en el río cuando Luca estaba explicándole todo)

LUCA: Bueno, prácticamente pasé de todo cuando mi amiga estaba en peligro y, ya no sólo eso, si no que Giulia se enfadó conmigo porque, más que miedo del boto, tenía celos. Y me obligó a explicarle lo que sentía por ella

ZÉ: ¿Y qué le contestaste?

LUCA: Que la quería… (Encoge su cuerpo y coloca sus codos en las rodillas, mirando para el suelo) Se enfadó conmigo, cree que pienso que ella es un objeto sexual para mí

ZÉ: (Remando muy concentrado) ¿No has pensado que quizá sea verdad?

LUCA: (Levanta la cabeza) Gracias por darme ánimos…

ZÉ: A ver, Luca, te enamoraste de Giulia nada más la conociste, ¿no es así?

LUCA: Si…

ZÉ: Está claro que desde que te acercaste a ella tenías la intención de conquistarla, ¿no es así?

LUCA: Si, puede ser…

ZÉ: Conclusión; no pensaste en la amistad cuando te acercaste a ella. Desde que la conoces, esperaste que todo lo bueno que hiciste por ella fuese pagado con un beso de amor. Y eso a ella pues no le hará gracia si te vio siempre como su mejor amigo

(Luca volvió a mirar al suelo, confuso. Zé arqueó la ceja)

LUCA: No voy a mentir… En verdad tanto tú como ella tenéis toda la razón al respecto. Y puede que ella también tuviese razón y yo tuviera que haberle prestado atención a Lia además de a ella…

ZÉ: Pues eso…

LUCA: Pero en este viaje me he dado cuenta de una cosa

ZÉ: ¿Qué?

LUCA: Lo que sentía por Giulia estuvo siempre vigente desde que empecé la Laurea. Pero poco a poco se fue apagando sin que fuera consciente de ello, hasta el punto de convertirse en una obsesión consumida por el cariño que le tenía como amiga. Y sólo me ha hecho falta alguien para darme cuenta de esto…

ZÉ: ¿Quién?

LUCA: (Suspira, no sabiendo como decir la verdad) Vera. Estoy loco por ella.

(Zé sonrió mirando para él. Luca apartó la mirada, completamente sonrojado)

ZÉ: ¡WOOOOO! Así que te gusta Vera, ¿eh? Ya sabía yo que sentías algo por ella, se os notaba en el barco, ¡estabais hechos el uno para el otro! Se nota que tú a ella también le gustas, ¡ve a por ella!

LUCA: No, a mí no me hace ninguna gracia. Le he hecho mucho daño, y todo porque en lo único en lo que estuve pensando durante el viaje era en el bienestar de Giulia…

ZÉ: ¿Y ahora qué vas a hacer con ellas?

LUCA: Mira, Zé, hice lo imposible por ayudar a Giulia todo el viaje. Pero ahora me doy cuenta de que no quiero ayudarla sólo a ella. Quiero vengar a Lia. Pero sobre todo, quiero vengar a Vera… Sé perfectamente todo lo que le pasó con el boto

ZÉ: Espera… ¿Ella también fue…?

LUCA: Si, Zé. Y lo creas o no, las consecuencias fueron negativas. Fueron negativas para las tres. No puedo dejar esto aquí. Debo demostrar que esta situación es seria para las mujeres en términos generales.

ZÉ: Bueno, querido amigo, cuéntame, ¿cuál es tu plan?

LUCA: Si te lo cuento, ¿me prometes que tanto tú como el Tío António me vais a ayudar?

ZÉ: Faltaría más, hermano. Cuéntame

LUCA: (Le da un golpe a la barca con el puño y mira fijamente al pescador) Voy a matar al boto

(Zé se quedó paralizado sin decir palabra. Al momento, miró a los alrededores, sin saber qué responderle. Después, miró para él)

ZÉ: Has… Has perdido la cabeza, ¿no?

LUCA: Ese bicho se ha cargado VIDAS. Se ha cargado familias. Ha generado embarazos no deseados. Zé, es PELIGROSO. ¿O acaso no te ha contado António lo mucho que tuvieron que luchar él y su hermana para mantener a Vera, a su hijo y a su abuelo a salvo? No pienso permitir que ese animal siga molestando a las mujeres hasta el punto de llegar a terribles consecuencias.

ZÉ: Pues entonces, visto así…

LUCA: Yo ya te lo digo, no voy a dejar esto así. Piensa un minuto lo que ha hecho ese animal con tu vida… ¡cuando se acercó a tu mujer!

(Zé se quedó un rato pensando. No sabía si ayudar a Luca o simplemente pasar del tema. Temía las consecuencias. Pero recordó a su mujer y lo mucho que le dolió su pérdida, así que decidió no echarse atrás. Se quedó mirando a Luca decidido)

ZÉ: Está bien. Vamos a por ellos

LUCA: ¡Pues lleva esta barca al puerto y hablemos con el Tío António!

(Zé llevó la barca rápidamente al puerto en busca del Tío António. En cuanto llegaron, allí estaba él, sentado en el final del puerto. Luca se encontró con él y saltó enseguida de la barca. António se asustó)

TIO ANTÓNIO: Luca! Você amedrontou-me!

LUCA: Escute, Tio António, isto é importante

TIO ANTÓNIO: Pero que foi?

LUCA: Vamos matar ao boto

TIO ANTÓNIO: Que?

LUCA: Escute, esse animal criou problemas económicos na vossa família

TIO ANTÓNIO: Como…? Você sabe…?

LUCA: Sua sobrinha contou-me. Mais não só isso. Giulia quedou engravida às costas dos seus pais e Lia suicidou-se por medo a que lhe passara o mesmo. É perigoso e pode criar muitos problemas. Não pode seguir vivo. Necessitamos que alguém faça o seu trabalho de uma vez

TIO ANTÓNIO: Tem ração, Luca. Tem ração em tudo! Mais eu que posso fazer?

ZÉ: Você é de grande ajuda para nós. Necessitamos que nos ajude a mata-lo. Mais não só isso. Necessitamos a ajuda dos aldeões que vivem preto da sua casa e que também foram testemunhas do que sucedeu por outras mulheres.

TIO ANTÓNIO: Mmmm, então, querem que fale com eles?

LUCA: Sim! Isto é trabalho de todos os homens e incluso mulheres que queiramos acabar com ele.

TIO ANTÓNIO: Está bem. Vocês contem comigo!

LUCA: (Le da un abrazo) Muito obrigado!

(Poco después Fabio, quien estaba dando un agradable paseo por la orilla del río, vio a todos reunidos y se preguntó qué es lo que estaba pasando. Con lo cual, se acercó corriendo hasta el puerto. Luca lo vio y fue corriendo hacia él también, con una sonrisa en la cara. En cuanto lo tuvo al lado, se abalanzó encima de él, dándole un abrazo)

FABIO: WO WO WO, mamma mia, ¿pero qué te pasa a ti?

LUCA: ¡Fabio, tienes que ayudarnos!

FABIO: ¿Con qué?

LUCA: Vamos a matar al boto

FABIO: ¿Qu-Qué?

LUCA: ¡Si! Por todas las mujeres que sufrieron por él. Por Giulia, por Vera, por Lia, y sobre todo, ¡por la mujer de Zé! Está en nuestra mano. Tienes que ayudarnos, por favor…

(Fabio supo claramente que Luca tenía razón al momento. Sonriéndole, le dijo:)

FABIO: Está bien, tío. Cuenta conmigo

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL BOTO: CAPÍTULO 14

EL BOTO: CAPÍTULO 15

EL BOTO: CAPÍTULO 1