POR DEBAJO DE LOS FOCOS: CAPÍTULO 3
(1 de Septiembre. Era el momento de marcharse a Apple Valley, California, Estados Unidos.
Clara e Irina se preparaban en el aeropuerto de Ibiza. Clara iría a hacer su beca e Irina, su máster. Marisa, la madre de Clara, las acompañaba en las puertas de embarque. Ambas chicas saltaban de emoción y Marisa las miraba, llorando. Ésta le dio un fuerte abrazo a su hija Clara tratando de contener el llanto)
MARISA: Clara, cariño, por favor, pórtate bien en Apple Valley, y no te olvides de que te quiero mucho y de que te llamaré todos los días para saber cómo estarás
CLARA: (A punto de llorar) Yo también te quiero, mamá, y te voy a echar de menos (Le da un beso en la mejilla)
(Clara se soltó de Marisa y ésta última miró a Irina también sonriendo y sin controlar las lágrimas. Irina no pudo evitar llorar tampoco)
MARISA: Irina, cariño mío… (Acariciándole la cara) Si tus padres siguieran vivos, estarían tan felices de verte tomar este paso…
IRINA: Ellos siempre supieron que el inglés era lo mío. Este máster es el mejor paso que puedo dar en mi vida (Le da un abrazo) Te echaré de menos, tía Marisa…
MARISA: (Le devuelve el abrazo) Yo a ti también, sobrina…
(Irina se soltó de Marisa y las dos chicas se fueron en dirección al avión. Tendrían que pasar por Londres antes de llegar a Los Ángeles, donde allí irían directas a Apple Valley, en un viaje de hora y media.
El trayecto de ambos vuelos en conjunto era de 20 horas. El vuelo Londres-Los Ángeles fue terriblemente cansado. El tiempo que estuvieron en él se resumió en ver películas, dormir y comer. Un vuelo que ambas chicas creían que no acabaría nunca.
Consiguieron llegar a Los Ángeles sanas y salvas, a las 7 y 20 de la tarde. Buscaron un autobús que las llevara hasta la ciudad y fueron directas hasta allí, tremendamente nerviosas por saber cuál sería la familia de acogida que las acogería. En el autobús, cada una se puso su música. Clara se puso un disco completo de Taylor Swift y, por su contraparte, su prima Irina escuchaba un disco completo de Kendrick Lamar.
Llegaron a la casa en Apple Valley, que estaba justo al lado de la parada de bus en la que se habían bajado, a la entrada de la ciudad. Las dos primas se miraron emocionadas y bajaron corriendo del autobús hacia la casa. Era una casa preciosa, con un jardín muy adornado y un caminito de piedras que llevaba a la entrada. La casa era blanca, grande y de madera, un toque muy americano, nada diferente a las que se veían en películas y series.
Empezaron a pasar en dirección a la puerta. Les abrió una pareja de señores de unos 50 años aproximadamente. Ellas sonrieron consumidas por la vergüenza. La pareja era parte de la familia Dawson, Jonathan y Claire)
JONATHAN: ¡Hola, queridas! Bienvenidas
CLAIRE: Yo soy Claire Dawson, y este es mi marido Jonathan
CLARA: Encantada, yo soy Clara y esta es mi prima Irina
JONATHAN: ¡Pasad! Estábamos a punto de irnos a dormir, pero nuestro hijo os ha cocinado tortitas para cuando llegaseis
(Clara e Irina no dijeron nada más y decidieron entrar dentro de la casa. Irina se quedó mirando a Clara con duda)
IRINA: ¿Se van a dormir a las NUEVE DE LA NOCHE?
CLARA: (Levanta las manos) Americanos
(Después de dejar los zapatos en la puerta y sus maletas en sus respectivas habitaciones, se dirigieron a la cocina. Allí, los recibió un chico rubio y de ojos azules de aproximadamente 15 o 16 años, que llevaba puesto un pijama azul y unas pantuflas de garras de gato. Se acercó a ellas sonriendo, sabiendo que ellas eran las chicas que tenían pendiente recibir. Su nombre era Charlie Dawson. Clara se quedó atónita mirando para él, ya que no contaba con que habría un chico de su edad viviendo en la casa)
CHARLIE: ¡Hola! Vosotras debéis de ser las chicas españolas
CLARA: Si… (Sonriendo) Me llamo Clara
IRINA: (Mirando a su prima con cara pícara) ¡Encantada de conocerte! Yo soy Irina
CHARLIE: Un placer. (Se acerca a ellas y las lleva en dirección a la mesa) Yo soy Charlie. Seré vuestro hermanito durante estos nueve meses que vais a estar
IRINA: Seguro que si… (Mira para su prima, sonriendo)
CLARA: (Le devuelve la mirada, indignada, y le susurra) ¿Qué quieres?
IRINA: ¿Yo? No, nada…
CHARLIE: Os dejé preparadas estas tortitas para que cenéis. Podéis echarles miel o sirope. (Las sienta en la mesa y se va) Yo voy a dormir. Nos vemos mañana
IRINA Y CLARA: (Al unísono) ¡Hasta mañana, Charlie!
(En cuanto el chico se fue, Clara e Irina empezaron a comer las tortitas que tenían en la mesa. Irina miró a su prima sonriendo abiertamente, mientras ésta le devolvió la mirada arqueando una ceja)
CLARA: ¿Qué te pasa?
IRINA: Es guapo, ¿verdad?
CLARA: ¡NO!
IRINA: (Se ríe) Si, bueno, ya lo pensarás en 9 meses… (Empieza a cortar su tortita) Cuéntame, ¿cuándo es el concierto de Mónica Hudson?
CLARA: El 30 (Comiendo de su tortita) Aún queda prácticamente un mes
IRINA: Bueno, no está nada mal
CLARA: Me vas a acompañar, ¿verdad?
(Irina escupió en aquel momento el zumo de naranja que estaba bebiendo. Clara la miró anonadada)
CLARA: ¿Qué?
IRINA: Clara, no te voy a acompañar, búscate gente con la que ir
CLARA: Pero Irina, sabes que tengo ansiedad y no se me da bien hacer amigos… Además, no me voy a presentar en la clase preguntando “Oye, ¿alguien es fan de Mónica Hudson y me va a acompañar al concierto de Los Ángeles?”. Pensarán que estoy desesperada.
IRINA: Por mucho que te joda, Clara, tienes que intentarlo… No te puedo acompañar
CLARA: Pues… (Empieza a cohibirse, queriendo decirle algo a su prima sin saber cómo)
IRINA: ¿Qué pasa?
CLARA: Sintiéndolo mucho, primita, me parece a mí que…
IRINA: Adelante, escúpelo
CLARA: Ya te compré la entrada.
IRINA: ¿QUÉ?
CLARA: No sé, Irina, esperaba que me fueras a decir que si, ¿sabes?
IRINA: (Se echa las manos a la cabeza) Acabo de llegar a Estados Unidos y ya me has metido en un compromiso… (La mira) Está bien, te acompaño si no me queda otra…
CLARA: (Se arrima a su lado para darle un beso en la mejilla) ¡Gracias!
IRINA: (Bosteza) Ahora que me acabas de meter en esto, hazme un favor y por lo menos termina tus tortitas… Creo que quiero dormir…
(Clara no dijo más y siguió comiendo de su tortita mientras Irina no tenía ni tan siquiera apetito y se encontraba en estado de shock)
***
(30 de Septiembre. Era el gran día. Clara viviría su momento: El momento de ver en concierto a su más aclamada ídola Mónica Hudson. La emoción corría por sus venas. Sentía que tenía adrenalina, euforia, ganas de, por una vez, vivir ese magnífico momento que llevaba esperando desde hace años. Ni tan siquiera se podía creer que ese momento tan esperado fuera a ser real.
Se puso su mejor vestido y se maquilló con su pintalabios favorito. Estaba tan entusiasmada que ni tan siquiera podía maquillarse correctamente. Irina esperaba impaciente en la puerta a que su prima saliera, mientras miraba constantemente al reloj)
IRINA: Clara, ¿quieres espabilar? Vamos a llegar tarde
CLARA: Espera, Irina, 5 minutos más
(Irina no se creyó que fueran a ser cinco minutos y giró los ojos. Pero al cabo de cinco minutos de reloj contados, Clara salió enseguida de la habitación, sonriendo. Irina le miró, atónita)
IRINA: Bueno, me has callado la boca…
CLARA: (Arrastra a su prima del brazo, entusiasmada) ¡VAMOS, IRINA, VENGA, EL CONCIERTO ESPERA POR NOSOTRAS, VAMOS VAMOS, QUÉ EMOCIÓN!
IRINA: ¡Está bien, está bien…! (Girando los ojos y sonriendo) No te había visto tan contenta en toda mi vida, ¿eh? Ya puede Mónica ofrecer un conciertazo.
(Irina y Clara fueron enseguida hasta el coche de Jonathan Dawson, que sería el responsable de llevarlas hasta Los Ángeles en un viaje de hora y media y recogerlas en cuanto el concierto hubiera terminado.
Clara estaba tan emocionada que zarandeaba con constancia los pies y movía los asientos del coche, gritando y hablando en voz elevada todo el tiempo. El viaje se le estaba hasta haciendo eterno; no podía esperar más. En cuanto llegaron a Los Ángeles, su emoción se intensificó, ya no sólo por el concierto, si no por tener por primera vez delante de sus propios ojos a la única e inigualable ciudad que por tanto tiempo sólo pudo ver en series, películas y videoclips.
El señor Dawson bajó a las chicas en la puerta de un bar. Allí se cruzaron con las amigas del instituto de Clara en USA: Audrey y Jennifer. Ellas eran sus amigas gracias a ser fans de Mónica Hudson al igual que ella, con lo cual había una pasión que las unía. En cuanto se reunieron, fueron todas juntas de camino al estadio.
Durante el camino, y cuando ya estaban bastante cerca, estaban hablando de cosas varias)
AUDREY: ¿Y vives con Charlie? Es muy guapo, tía…
CLARA: Si, bueno… Pero tiene una pega…
JENNIFER: ¿Qué?
CLARA: Es fan de Gerry Mor$a
AUDREY Y JENNIFER: (Al unísono) ES VERDAD. Ewwww.
IRINA: (Gira los ojos, mostrando que buscaba una vía de escape)
AUDREY: Si, un tío que es fan de ese mierdas pierde muchísimo
JENNIFER: ¿Es que lo que ese heteruzo malvado hizo a nuestra Mónica? No tengo palabras…
CLARA: Os juro que si lo encontrara… (Pega un grito de rabia) Le pegaría TAL HOSTIA hasta el punto de romperle los dientes plateados… COMO LO ODIO
AUDREY: Nosotras también, tía… Nosotras también…
CLARA: Realmente, nos vamos a llevar muy bien, chicas
(Las tres chicas se rieron mientras Irina era testigo de sus burlas a pesar de que a ésta no le gustara)
JENNIFER: Bueno, Clara, nosotras vamos a comprar unos helados para tomar mientras esperamos en la cola
AUDREY: (Muestra la heladería) En esa heladería. ¿Vamos?
IRINA: Clara, yo iré con ellas, quiero elegir un helado para mí
(Clara vio la cola y notó que no le gustaba nada la idea)
CLARA: Buf… Demasiada gente. A este paso perderemos nuestro sitio
AUDREY: Entonces, ¿qué te parece si vas a esperar a la cola por nosotras? Procuraremos no tardar demasiado.
CLARA: Sin fallo
JENNIFER: (Yéndose con las demás) ¡Nos vemos en la cola!
(Clara dijo eso sin pensar. Cuando se despidió de ellas y se dio la vuelta se dio cuenta del error que acababa de cometer. Los Ángeles era muy grande y sabía que se perdería. Pero se tranquilizó en un principio y decidió usar el Google Maps para que la guiara.
Sin embargo, por mucho que trataba de hacerle caso al Google Maps, daba tantas vueltas que no podía evitar perderse. Además de eso, había mucha gente. Tanta gente que Clara era completamente incapaz de encontrar los nombres de las calles ni tan siquiera.
De repente, empezó a sentir miedo. Miedo, incomodidad e inseguridad. Estaba perdida en una ciudad desconocida de un país peligroso y en calles llenas de gente. No era capaz de encontrar su objetivo y su nulo sentido de la orientación no le ayudaba. Todas las emociones de temor que tenía en aquel entonces se unieron para convertirse en algo todavía peor: Un ataque de ansiedad. La ansiedad que a Clara le dio en aquel momento llevó a un montón de mareos sin sentido consigo y, acto seguido, a un desmayo. Sin más dilación, Clara cayó en medio de la calle.
Durante horas, nadie se fijó en ella. Ella no parecía reaccionar tampoco. Todo el mundo pasaba por delante de la acera en la que ella estaba y la gente estaba tan pendiente de sus cosas que no eran ni conscientes de que una adolescente estaba tirada en el suelo, completamente desmayada.
Pero alguien sí que se dio cuenta.
Éste fue Monty. La chica había caído desmayada justo enfrente de la mansión de Gerry. Monty estaba saliendo de una entrevista con un rapero que necesitaba promocionar su disco cuando la vio tirada en el suelo)
MONTY: Oh dios mío…
(La miró de arriba a abajo preocupado. Notó al momento que no estaba muerta, simplemente desmayada. Sintió tal cargo de conciencia que vio que lo mejor era ayudarla. La cogió en brazos y se preguntó qué hacer con ella)
MONTY: (Pensando) Creo que la voy a meter en casa… Quizá Gerry o Papá y Mamá la puedan ayudar…
(Sin pensarlo más, el hombre llevó a Clara a la mansión para ocuparse de ella allí)
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