5 de 6: 25 de Octubre

Estuve mucho tiempo queriendo arreglar las cosas con Lucas. Pero él se había marchado una semana a Canarias a celebrar su cumpleaños con sus amigos y familia de allí, justo un día después de la fiesta. Naturalmente, estaba enfadado conmigo, así que no me dijo nada. Me enteré por Aitana al día siguiente, porque él casi no usaba Instagram.


No me lo saqué de la cabeza en toda la semana. Me preguntaba cómo estaría. Sabía que volvería a clase el mismo 25 de Octubre, y me preguntaba cómo narices le iría a mirar a la cara después del follón de aquella noche.


Cambiando un poco el tema, ese mismo día estaba en la cafetería de la Capde. Había estado estudiando con Sabela, Xoel y Jesús allí. Les estaba contando la situación con Calixto el pasado 14 de Octubre. Sí, sé que había quedado como un secreto entre Lucas y yo. Pero primero, lo que no quería era que se enterase cualquiera y mis amigos no son cualquiera, y segundo, después del enfado de la otra vez es como si nunca hubiera sido mi amigo.


-¿Hablaste con el decanato?-Preguntó Sabela


-No.


-¿Con el rector?-Dudó Jesús


-Tampoco


-Digo yo que con alguien tendrías que haber hablado.-Sabela se cruzó de brazos y se echó hacia atrás con la silla- ¿María y Antía lo saben?


-No. Sólo lo sabe Lucas. Él fue medio testigo del mal trago que le hice pasar en los gabinetes


-Pero tienes que decírselo a alguien de autoridad, Fátima. No puedes decidir renunciar a hacer tu trabajo y dejar a Lucas tirado, pero luego callarte la situación. De seguro que si se lo dices al rector o a alguien deciden convalidarte la asignatura para que así no te arriesgues a suspender.


-Sabela, me da exactamente igual suspender una asignatura impartida por un abusador.


-¿Y qué vas a estar, suspendiéndola todo el tiempo y arriesgándote a que en cuarto te echen de la facultad por culpa de una mísera asignatura?-Preguntó Jesús, aturdido- Si se lo dices cambiarán al profesor o tomarán medidas drásticas.


Xoel estaba muy callado con respecto al tema. Pero estaba muy atento y escuchaba asintiendo a todo. Sospeché que sería como esos momentos en clase cuando no te enteras de nada, pero aún así le asientes al profesor para no quedar mal con él. Nunca lo había visto tan silencioso en una discusión de grupo.


Preocupada, decidí mirarlo y le sonreí con una vaga sonrisa de compasión.


-Xoel, estás muy silencioso. ¿Tienes algo que objetar?


Xoel me dedicó una mirada de reojo bastante escondida y decidió limitarse a revolver en la comida.


-Eh… No. A ver, es horrible lo que te está pasando, Fátima… Y tienen… Tienen razón.


Me crucé de brazos.


-Mira, chicos, yo no sé cómo lo veis, pero yo no pienso cambiar de opinión. De una manera u otra, voy a renunciar a la asignatura.


-¿Y qué pasa con Lucas?-Preguntó Sabela arqueando las cejas.


-Lucas y yo ya no somos amigos.


-¿Y eso? ¿Qué pasó?-La mirada de Jesús tornó a un tono de shock y desilusión al mismo tiempo. Sabela tenía la misma expresión.


-Está de lío con Karen. Me peleé con ella en su fiesta de cumpleaños y se puso de su lado.


Ahora, Xoel buscó una vía de escape de la conversación. Me parecía normal. A fin de cuentas, él y Karen seguían siendo amigos. Pero vamos, con Karen ni por asomo iba a acabar tan bien como acabé con él.


-Tía…-Sabela simplemente mantenía su mirada de shock- Qué putada, ¿no?


-Es igual… Si prefiere estar con una persona mala antes que ser mi amigo, que le sea leve. Mejor alejarme de él ahora que lo conozco desde hace sólo un mes que no hacerlo dentro de un tiempo, cuando ya le hubiera cogido cariño.


Sabela levantó los hombros diciendo, con lenguaje corporal, “lo que tú digas, Fátima”. Ella y Jesús siguieron comiendo como si nada y yo volví a pensar en Lucas. No me lo podía sacar de la cabeza, insisto. Y en aquel entonces, había vuelto a mis pensamientos.


Noté una silueta detrás de mí. Jesús y Sabela, que estaban en frente mía, levantaron la cabeza al ver de quién se trataba


-Hablando de Roma…-Dijo Jesús con los labios y las cejas arqueadas.


Me giré. Naturalmente, era Lucas. No parecía contento. Seguía con el ceño fruncido.


-Hola, Fátima


-Hola, Lucas…-Simplemente me limité a tartamudear en una frase más que simple.


-¿Podemos hablar?


Miré a Sabela, a Jesús y a Xoel, aturdida. Luego, lo miré a él. Asentí con la cabeza y Sabela, Jesús y Xoel se fueron a otra mesa, con sus bandejas, con intención de dejarnos a solas. Menudos amigos, ahora tendría que pasar por este mal trago yo sola.


Lucas se sentó a mi lado, donde estaba Xoel, y me miró fijamente. Me estaba imponiendo bastante respeto, para ser honestos. Se le notaba muy muy enfadado. Sus cejas estaban muy bajas y estaba simplemente examinándome con sus enormes ojos verdes, de brazos cruzados, y con una respiración sonora y molesta. Me quedé en silencio y me limité a limpiarme con la servilleta


-¿Es que no vas a decir nada?


-¿Nada? ¿Nada sobre qué?


-Primero, le pegas a Karen. Y ahora, ¿pretendes dejarme tirado en el trabajo de Geología y encima se lo cuentas a tus amigos como si nada cuando se supone que era un secreto entre nosotros dos pero luego yo me tengo que callar?


-¿Cómo? ¿Cómo te has enterado de que…?


-No dejé escapar la conversación que hace un rato estabas discutiendo tan alegremente con tus amigos. Sí, amiga, te estaba escuchando mientras cogía la comida.


-Escucha, Lucas, tú no lo entiendes. Ambas cosas tienen una sola y única respuesta


-¿Qué?


-Mi condición de MUJER. Pero tú eres un simple hombre-Giré mi mirada hacia mi comida, dejando de mirarle-¿Qué vas a entender tú…?


-Espera, espera… No me has explicado una mierda. ¿Me enfado contigo porque me quieres dejar de lado en el trabajo y porque pegas a mi amiga y tú me contestas eso? ¿Qué culpa tengo yo en lo que quiera que esté pasando?


-En primer lugar: Parece que te has olvidado lo que el CERDO de nuestro querido profesor de Geología me ha hecho. Deberías entender que no tengo ninguna gana de hacer ese trabajo. Y en segundo lugar, Karen me tocó los cojones esa noche. Pero claro, tú prefieres defenderla a ella porque está buena


-¡TÚ EMPEZASTE A PEGARLE!


-PORQUE ME ODIA, Y DURANTE TODO SEGUNDO DE BACHILLER ME HA LLAMADO GORDA Y AUTISTA Y ME HA HECHO EL VACÍO.


Lucas se quedó callado, con los ojos abiertos como platos. Me volví a girar y me puse de nuevo a comer, sin mirar para él. Sin girar la cabeza. Él dejó de fruncir el ceño y alzó sus cejas hasta tener un semblante triste. En ese preciso instante, intentó buscar mi mirada, mientras yo trataba de esquivar la suya.


-Fátima, mírame…-Seguí esquivando su mirada y él sigu buscando mis ojos-Fa, lo siento… No tenía ni idea…


-Mira, Lucas, yo no soy como tú. Yo no soy una persona que se lleva bien con todo el mundo ni tampoco me porto bien con todo el que se me ponga delante. Me han hecho daño en el pasado, y no puedo salir tan fácilmente de mi burbuja de introversión y abrirme a ser la misma persona agradable y maja que eres tú…


Él simplemente se limitó a asentir con la cabeza. Eso es a lo que yo llamo la cara de la vergüenza. La misma que se le puso a Xoel el día de la graduación


-Yo entiendo que quieras mucho a Karen. Enserio, quiérela todo lo que quieras. Si te quieres seguir acostando con ella, es cosa tuya. Pero yo no la soporto y nunca lo voy a hacer. Y no debe sorprenderte que actúe con agresividad con ella después de todo el daño que me hizo y las pérdidas de seguridad que me generó, que ya de por sí era poca la que ya tenía.


-Entiendo…-Lucas bajó la cabeza, poniendo expresividad de pena. Pero se notaba que realmente la sentía, y yo con estas cosas de fingir siempre he tenido muy buen ojo.


-Y en cuanto a lo del trabajo… Mira, ahí sí que tengo culpa, y lo siento. No debí tener intención de dejarte solo. Y no lo voy a hacer. Pero he de hablar con el decanato o con alguna figura de autoridad. Además, que esto es una cosa muy seria y no puede seguir quedando entre nosotros dos.


-Entiendo todo lo que me intentas decir… Perdona si traté de evitarte…


Seguía con la cabeza bajada. Bastante arrepentido. Se quedó un rato callado. Me sentía mal por él, así que decidí no mirarle y decidí seguir revolviendo en la comida. No era buena para hacer las paces al 100% con nadie después de lo mal que lo había pasado siempre.


Seguimos en silencio, hasta que él tocó mi muñeca, aún con cara de pena, y volvió a buscar mi mirada


-Entonces, ¿estamos en paz?


Le miré, con la misma cara de pena. Noté en sus ojos verdes como estaba a punto de llorar y se tornaron a otra tonalidad de verde distinta. Me sentí mal conmigo misma durante un buen rato, y hasta yo quería llorar también.


Seguimos mirándonos en silencio. Seguía temerosa de decir esas palabras. De simplemente decir “somos amigos”. No era capaz de perdonar y dejar ir tan rápidamente. Lo había hecho. Mucho. Con Karen, para ser exactos. Y ella pasó a llamarme gorda y a echar bilis de mí. Pero Lucas… Lucas era distinto. Sus ojos de tristeza buscaban con insistencia los míos, y de pronto, su mano pasó de mi muñeca a mis dedos, entrelazándolos con los suyos.


No lo pude evitar. Me ruboricé como nunca en mi vida, y esta vez no había sido de vergüenza. Lucas me estaba haciendo sentir muchas cosas que quizá jamás hubiera sentido con sólo entrelazar mis dedos. Por primera vez en mi vida lo sentí… Sí. El verdadero arrepentimiento. Y era muy distinto del falso.


Sonreí.


-Si… Estamos en paz


Él sonrió emocionado. Acto seguido, siguió con mi mano sujeta y me miró. Su cara había cambiado completamente


-¿Tienes tus cosas guardadas y tu sitio pillado?


-No


-¿Quieres estudiar aquí conmigo esta tarde?


-Me encantaría-Sonreí y me sonrojé, bajando mi cabeza y más contenta que nunca.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL BOTO: CAPÍTULO 14

EL BOTO: CAPÍTULO 15

EL BOTO: CAPÍTULO 1