NOVIEMBRE 2013: PARTE 1 DE 6 (1 de Noviembre)
Me desperté alrededor de las dos de la tarde con una resaca criminal. Todo me daba vueltas en la cabeza. Creo que no podía mirar a un punto fijo del techo.
No tardé ni dos minutos en darme cuenta de que no estaba en mi habitación, ni tan siquiera en mi casa. Me froté los ojos completamente desubicada y desorientada, mirando a las paredes.
“¿Dónde estoy…?” Pensé, mientras mi cabeza todavía se revolvía en constantes círculos y perseguía las inalcanzables luces llamativas de discoteca de la noche anterior.
Miré a los alrededores, pero en ningún momento miré abajo ni a mi otro lado de la cama. Hasta unos minutos más tarde cuando me di cuenta de que estaba durmiendo con…
-¿¡YERAY!?
Abrí mis ojos como platos. No me lo podía creer. Tuve que parpadear varias veces para tratar de asumir que lo que estaba viendo era verdad.
Él se despertó cuando grité su nombre. Se giró a mí, y me sonrió con la sonrisa más aterradora que había visto en mucho tiempo. Una sonrisa amenazante y que gritaba “peligro”. O quizá lo noté así por la situación del momento.
-Hola, princesa…
-¿PRINCESA?-Me fui alejando poco a poco de él-¿CÓMO QUE PRINCESA?
-Cómo lo pasamos ayer, ¿verdad?
-¿Qué…?
-Si. Esta noche. Qué bien me lo hacías, reina…
-¿Cómo que qué bien te lo hacía, de qué narices hablas?
Yeray chistó y resopló. Parecía estar hasta el miembro viril de lo corta que soy en ocasiones. No le culpaba
-Que hemos follado, Fátima, HEMOS FOLLADO
-¿FOLLADO? ¿CÓMO QUE FOLLADO?
En ese instante, lo único que quería era tirarme de la cama. O tirarme por la ventana. Sí, primero tirarme de la cama y luego ya iría a la ventana.
Empecé a hiperventilar. Para mí esto era una horrible pesadilla.
Procuré mostrar una falsa sonrisa aunque mi boca me suplicara lo contrario.
-Ye… Yeray, que… No… Es imposible… Yo jamás follaría contigo…
-Ayer no decías lo mismo, cariño…
Yeray volvió a dedicarme esa sonrisa que según él era sucia pero yo seguía notando temible.
Me empecé a alejar lentamente de la cama, temblando y clavando mis aterrados ojos frente a los suyos, que estaban cargados de placer.
-Oye, esto es incómodo, verás...
-Dame un beso, nena…-Él se acercaba a mí aún más, poniéndome morritos
A cada rato que se acercaba a mí, yo me alejaba aún más. Esto no me podía estar pasando. Literalmente le iría a contar a mis futuros hijos algún día que mi primera vez y mi primer beso con lengua vinieron ambos juntos en una noche con un tío que no me gustaba y que me emborrachó. Una cosa que, para colmo, pasó justo después de darme cuenta de que me gustaba un amigo mío que se liaba con mi peor enemiga.
Sinceramente, cómo le cuentas semejante absurdismo a alguien.
PERO QUÉ NARICES SE ME PASÓ POR LA CABEZA PARA LIARME CON YERAY.
Salí de la cama corriendo. Él quería perseguirme, pero finalmente me dejó ir. Se quedó bastante confundido viéndome escapar, en realidad.
Era una pesadilla. No podía estar pasando. El que tenía que estar conmigo en esa cama no era Yeray. No. ERA LUCAS. ESTABA ENAMORADA DE LUCAS Y ME HABÍA DADO CUENTA EL MISMO DÍA QUE ME LIÉ CON SU COMPAÑERO DE PISO.
Recogí rápidamente mi ropa que, sospechosamente, había encontrado en el salón tirada. Una vez atrapada, me la llevé y salí corriendo con las manos en la masa. No podía aguantar ni dos minutos más ahí. Pero pesadilla la mía cuando, OH, SORPRESA, ¿A qué no sabéis quién se me presentó delante cuando intentaba salir?
Exacto.
LUCAS
-¿Fátima?
Me di la vuelta lentamente y a regañadientes cuando escuché su voz. Recuerdo haberme puesto a temblar. Ya lo estaba pasando bastante mal como para cruzarme con él ahora y que se enterase de toda la movida. Cómo le iba a dar explicaciones, me pregunté a mí misma en ese instante.
Nos miramos un buen rato sin decir nada. Él mostró un semblante de confusión cuando me vio, y me miró de arriba a abajo, incluyendo mi ropa.
Lo único que en ese momento se me ocurrió fue mostrar una sonrisa de inseguridad y, en cuestión de un minuto, me encontré a mí misma titubeando.
-Hola, Lucas…
-¿Has dormido aquí?
-Eh…
-Fa, ¿Dónde estuviste toda la noche?-Me agarró de los hombros-¡Estuve muy preocupado por ti!
Ah, ¿ahora muestras preocupación?
Solté inmediatamente sus hombros de mi cuerpo.
-No… No se notó que estuvieras preocupado… No me hiciste mucho caso
-Sí, bueno, estaba Karen, la acompañé a casa y… Y eso…
-Ya…-Me intenté apartar-Oye, Lucas me tengo que ir…
Estaba MUY incómoda. Ahora que sentía cosas por él no sabía cómo reaccionar. Como os dije anteriormente, no me había enamorado desde que tenía 11 años. Me había llegado incluso a cuestionar si era lesbiana. Me cuesta mucho cogerle cariño a la gente. Pero Lucas… Uf… En cuestión de un mes y medio ya sentía que quería que fuese mi bello corcel. Cómo iba a gestionar eso.
Intenté apartarme, pero Lucas notó mi preocupación, y siguió agarrándome de los hombros
-Te veo muy preocupada por algo, ¿estás bi-?
-¡CARIÑO!
La voz de Yeray interrumpió enseguida nuestra conversación.
Oh, no.
Lucas miró en dirección al cuarto un rato, confundido. Me volvió a mirar de vuelta. Estuve congelada durante una milésima de segundos, mientras él me examinaba con sus ojos, arqueando sus labios e intentando aguantarse la risa.
-¿Cariño?
Yeray tardó otra milésima de segundos en salir corriendo de la habitación en calzoncillos. Que vergüenza me estaba haciendo pasar
-¡Fátima! ¡Venga! ¿Vas a olvidar lo que hici-?-En cuanto llegó hacia nosotros y vio a Lucas, dio un par de pasos atrás-Oh… Hola, Lucas
-¿De qué carajos hablan? ¿Qué hubo entre ustedes?
-No, nada, todo bien, nada mal…-Yeray y yo decíamos esto al unísono mientras nos mirábamos el uno al otro y temblábamos de terror.
Lucas nos miró con cara de incertidumbre. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que Yeray estaba en calzoncillos. Muy cortito por su parte darse cuenta minutos más tarde
-Yeray, viejo, ¿qué haces en calzoncillos?
Antes de que Yeray pudiera siquiera contestar, Valentín salió de la cocina con una barrita energética en la mano y mostró su cuerpo que difícilmente se podía poner en pie frente a nosotros, gritando:
-¡WACHO, ESTOS DOS COGIERON!
Hijo de puta.
Lucas se nos quedó mirando una vez más. Yo giré los ojos para otro lado. ¿Pero el GILIPOLLAS de Yeray qué hizo?
-Adiós
Sí. En ese preciso instante se fue.
Lucas y yo nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro. Él me sonrió. Pero no inseguro ni incómodo. Parecía bastante contento y pícaro
-Nena… ¿Te acostaste con Yeray?
Cortante, asentí con la cabeza, apartándome el pelo para detrás de la oreja.
-¡FÁTIMA!-Me fue a dar un abrazo emocionado. Me apretó con mucha fuerza-¡ENHORABUENA! ¡MI AMIGA Y MI AMIGO ACOSTÁNDOSE! ¡ESO ES UN NOTICIÓN!
Le devolví el abrazo con muy pocas ganas, aunque ese abrazo en realidad lo que hacía era derretirme por dentro puestos a que Lucas me estaba tocando.
-Sí, no te creas que yo no no estoy tan emocionada como tú…
¿Sabéis el meme de “mentira” del Cuánto Cabrón del 2012? Pues insertadlo aquí que queda perfecto
Lucas me soltó justo después.
-¡SE VAN A CASAR! ¡VAN A TENER MUCHOS HIJOS! ¡Ya les vale! ¿Puedo ser el padrino de su boda? ¿Y de sus hijos?
-Nene, relájate, no es tan serio…-Dije, bajando mi incómoda sonrisa y mostrando seriedad.
Traté de marcharme, pero él me agarró del brazo antes de que pudiera hacerlo.
-Escucha… Antes de que te vayas.
Me giré a él, con pocas ganas de mirarle siquiera a la cara.
-Siento mucho no haberte… hecho caso y eso… ¿Quieres que hagamos algo esta noche?
-Lucas, me vuelvo a las 7 al pueblo…
-Vale, bien, lo comprendo… ¿Cuando vuelves?
-El domingo. De noche, supongo
-Quiero compensártelo todo de algún modo. ¿Vamos al Marineda? Lo que tú quieras.
Volví a sonreír incómoda. Yo lo único que quería después de darme cuenta de que tenía sentimientos por él era evitarle, y él aún así quería verme
-Ya… Ya lo hablaremos
-Vale-Sonrió y me cogió la cabeza para pegarla a su pecho- Buen viaje, amiga
Sonreí, pero esta vez no incómoda, si no confundida y ruborizada. Muy muy ruborizada.
-Si… Gracias-Me aparté-Nos vemos, Lu.
Di media vuelta y no pensé siquiera en mirar atrás. Sólo pretendía quitarme a Lucas de la vista lo antes posible.
En realidad no quería quedar con él. En absoluto. Me estaba enamorando de él y por mi propia seguridad era mejor evitarlo a toda costa. ¿Por qué? Fácil. Él andaba enamorado de mi enemiga mortal que quién sabe cómo podría reaccionar al ver que le he robado al novio, mientras que yo acababa de liarme y acostarme con su compañero de piso después de que 40 cubas libres se me metieran en el jeto.
Pero había una pega que invalidaba todas las demás: Todavía desconfiaba de él. A pesar de que era mi amigo, aún había algo que me tiraba para atrás. Y era algo que se intensificó cuando vi lo pegado que estaba a Karen. Era demasiado alegre, hasta con gente mala y superficial que le llama gorda a otras chicas, como es el caso de Karen. Estaba demasiado abierto a la vida. Era demasiado intrusivo. ¿A qué me recordaba eso? Pues a Xoel en el instituto, cuando se metía conmigo. Todavía tenía mucho miedo de que Lucas me fuese a hacer daño. Pero ahora no estaba hablando de un amigo cualquiera, si no de alguien de quien estaba enamorada. Es decir, la daga dolería muchísimo más y sangraría con una mayor intensidad. ¿Cómo en mi más sano juicio me lo iba a permitir? ¿Cómo me iba a permitir hacerme más daño por una persona popular y extrovertida? ¿Y encima más daño del que nunca me hice en mis años de instituto? No… No podía.
Comentarios
Publicar un comentario