2 de 6: 7 de Diciembre
Lucas y yo seguimos hablando como si nada a pesar de lo sucedido aquella noche. Pareciera que entendiese mi reacción. De hecho, os voy a comentar ahora mismo lo que pasó: Él me había invitado a Tenerife a pasar el puente con él, conocer a su familia y terminar el trabajo.
Había ido el 5 de Diciembre y estaría hasta el 8. Había conocido a su familia. Su madre era encantadora, y su hermano Carlos fue agradable conmigo, a pesar de padecer de Asperger. No sabía nada de su padre. Ni siquiera lo mencionaron. Qué digo; Lucas no me había hablado de él desde que nos conocíamos. Me empecé a rallar cuando me di cuenta de que él no estaba allí, ni que ni siquiera la propia madre de Lucas lo mencionaba.
El Sábado 7 Lucas y yo habíamos acordado que él me acompañaría a ir a ver Frozen, que la habían estrenado la semana anterior. Sí, yo me moría de ganas de ver Frozen desde el primer minuto en el que la estrenaron, entonces “forcé” a Lucas a acompañarme, básicamente. Fuimos al cine de Santa Cruz aquel sábado a las 6 de la tarde hora canaria para ver la película. Por cierto, mi película favorita de Disney. Mi película favorita de Disney hasta aquel instante era El Rey León (Las películas de princesas las repudiaba todas menos Aladdín y Mulán). Pero el feminismo de Frozen le pasó por delante. Simplemente me creía incapaz de ver una trama de SORORIDAD en una película de PRINCESAS DISNEY. Sabela me dice constantemente que está sobrevalorada y que la bazofia de Brave está mejor. En fin, tengo una mejor amiga con mal gusto.
Salimos del cine. Lucas se me quedó mirando. Sabía que me había encantado la película.
-Madre mía, por tus expresiones faciales parece ser que a ti te ha gustado la película, ¿eh?-Él me miró con cejas arqueadas y sonrisa pícara.
-Dios, Lucas, menuda obra maestra…
-Sí, no ha estado mal
-¿Cómo que no ha estado mal? ¿No ha estado mal Space Jam y tampoco ha estado mal esta? Tu gusto y el mío de películas animadas difieren bastante.
-A ver, tampoco difiere tanto, a ambos nos gusta Hotel Transilvania, ¿no es así?
-Si, pero por favor, que tu película favorita de Disney es El Libro de La Selva, y live-action es Pulp Fiction, es que cómo te comes eso…
-Habló la fan de Mean Girls… ¡Y del mediocre de Asap Rocky!
-¿Perdona? Eres fan de Justin Timberlake, mejor cállate
Lucas empezó a reír a carcajadas.
-Vale, vale, está claro, lo único que tenemos al 100% en común es que a ambos nos gusta Beyoncé.
-Si, es algo, pero de lo contrario ya era lo que nos faltaba.
Empezamos a reírnos mientras salíamos del cine e íbamos en dirección al párking para volver a San Isidro desde Santa Cruz. Sí, conducía Lucas. El pobre tuvo que recuperar el hilo ya que no había conducido un cagao en su estancia en Coruña, por supuesto, quién trae el coche teniendo que venir en avión.
Habíamos llegado sobre la hora de cenar a casa, y estábamos agotados. A Lucas se le ocurrió pedir unas pizzas, con lo cual, tuvimos que esperar en la habitación a que llegaran. Después de haber llamado a la pizzería, él se acostó en la cama, mientras yo hice lo correspondiente.
-Menudo día tan movidito…-Soltó un suspiro y prosiguió-Llevaba mucho sin conducir tanto
-Con la tontería tendrías que sacarte el carnet otra vez-Le dije, riéndome y burlándome
Lucas imitó una risa de retrasado en forma de sarcasmo
-Mejor cállate, reina, que tú ni siquiera te lo sacaste todavía.
Update: Me lo saqué al año siguiente, después de hacer el teórico y el práctico de una tirada. Jaque mate, nene.
Nos reímos y nos quedamos un rato en silencio mientras que mirábamos tranquilamente al techo, suspirando. Estábamos tumbados, muy cerca el uno del otro. Yo me quedé un rato mirando para él, mientras él suspiraba y se ponía la mano por detrás de la nuca.
La situación de su padre me carcomía la cabeza. Por mucho que lo intentara, no podía evitar sentir curiosidad. No lo había mencionado en tres meses. Su madre no lo había hecho. Su hermano tampoco. Y yo no hacía más que preguntarme… ¿Era su padre un mal hombre? ¿Estaba muerto? ¿Qué habría pasado con él?
Decidí preguntárselo. Éramos amigos, lo menos que podíamos hacer era contarnos el uno al otro ese tipo de cosas.
-Lucas, ¿qué pasa con tu padre? ¿Realmente lo tienes?
Me miró. Sus ojos no me transmitían confianza. Me ruboricé, temerosa de que mi pregunta hubiese sonado demasiado mal, y aparté la mirada. Él tenía cara de pena, con las cejas caídas hacia abajo. No tardé en darme cuenta de que iba a llorar.
-¿De verdad quieres saberlo?
-Somos amigos. Lo justo es que me cuentes las cosas sin tener miedo de cómo vaya a reaccionar, ¿no?
Suspiró. Noté la tristeza en su mirada. Apartó la vista de mí mientras se humedecía constantemente los labios. Yo seguía expectante por la pregunta.
Posteriormente, su voz sonó seca y rasposa, demostrando que el tema le dolía más de lo que yo incluso pensaba.
-Nunca conocí a mi padre.
-¿Qué?
-Lo que oyes. Mi madre quedó embarazada de mí a los 14 años
-¿A LOS CATORCE AÑOS? ¡CON LÓGICA ME PARECÍA TAN JOVEN! ¿Cómo… Cómo es posible? ¿Qué fue lo que pasó?
-Fue brutalmente violada por su profesor de Matemáticas cuando intentaba darle unas indicaciones para el examen. No se supo resistir y al final pasó lo que pasó…-Su voz iba tornándose menos áspera a convertirse en una voz que mostraba debilidad, vulnerabilidad-El profesor tendría alrededor de 40 años. Ese profesor… Ese violador de mierda… Ese hombre es MI padre, Fátima.
Volví a mirar al techo. Me entraron un miedo y horror increíbles. Pero me recordaban a algo. Sí. A lo que yo había vivido en la Universidad. Pero mucho peor… Muchísimo peor. Una niña de 14 años brutalmente violada por un profesor… ¿Y acabando con un hijo? No tenía palabras para describir el dolor que sentí en ese instante.
Lucas me miró, interpretando mi shock al momento, y frunciendo el ceño.
-Sí, entiendo que te hayas quedado callada. Cuando se lo cuento a la gente nadie se lo puede creer…
-Lo… Lo siento mucho, Lucas
-Es igual… En verdad, han pasado muchos hombres por la vida de mi madre. El primero es Genaro, el hombre del que nació Carlos. Él sí que fue consentido. Pero ese hombre estuvo sólo 2 años en la vida de mi madre y luego se marchó con otra mujer. El segundo estuvo 6 años y se podría decir que para mí y para Carlos fue como un padre. Pero también rompió con mi madre y nos abandonó, rompiendo también relaciones con nosotros, que éramos como sus hijos. El último estuvo 4 años… Y en esos 4 años se dedicó a abusar física y verbalmente de mi madre. No he tenido nunca una figura paterna en la que asentarme…
-Estoy flipando… Lo siento por tu madre…-Dije, con una voz temerosa y de vulnerabilidad-Que hayan pasado tantos hombres por su vida y ninguno le haya tratado bien… Resulta triste.
-Mi madre ya ha aguantado mucha mierda. Ella cada día es más fuerte. Y yo como hijo estoy muy orgulloso de ella.
-Claro… Es lo menos que puedes hacer.
-Realmente aguantar a tantos hombres malos y criar a un niño con Asperger y otro con problemas sociales en el colegio demostró lo fuerte que es y siempre fue…
¿CÓMO QUÉ PROBLEMAS SOCIALES? ¿SE REFERÍA A ÉL MISMO? No había otro hermano, ¿no?
No… Se refería a él.
Estaba flipando. No me lo podía creer. Me había sentido engañada. MUY engañada.
Necesitaba entender qué narices estaba pasando.
-Echa el freno un momento. ¿Cómo que “problemas sociales”? ¿Tú tenías problemas sociales? ¿¡TÚ!?
-Si, yo…
-PERO LUCAS, NO LO ENTIENDO. Eres… ¡Eres la persona más sociable y extrovertida que conozco! ¡Te llevas a todo el mundo de la mano contigo! ¡La gente te adora! ¿Qué cojones me estás contando…?
-Fátima, no siempre fui así… De pequeño era antisocial. Pero no era culpa mía…
Arqueé los labios y las cejas. Imposible. Lucas no podía ser antisocial. No daba aura de persona antisocial. En qué cabeza cabe que le cuentes a alguien que este hombre fuera antisocial cuando lo ves y demuestra ser completamente todo lo contrario.
-¿Pero cómo que “no fue culpa tuya”?
-En la adolescencia, gran parte del instituto estaba contra mí
-¿PERDÓN? ¡Lucas, si eres buenísimo! ¿Qué hiciste?
-¿Yo? ¡Nada! Lo único que hice fue unirme a un grupo de machitos mentirosos y gilipollas sólo porque quería ser como ellos cuando tenía 12 años. Los veía muy guays, muy especiales, muy hombres… Y quería ser como ellos porque yo no era más que un friki redomado
Acto seguido, cogió un marco y me enseñó una foto. Una foto en la que salía él de adolescente. Lo veías con aparato dental, gafas de empollón y ricitos. Parecía una mezcla entre el gafotas de Los Rugrats y Ed Sheeran, pero siendo la versión chocolate con leche de los cereales de Ositos mientras que los otros eran chocolate blanco (Lucas es moreno, tirando a negro. Y también acabo de caer en la cuenta y soy consciente de que esta comparación puede sonar bastante mal, pero espero que hayáis entendido mi punto).
La verdad es que me recordaba bastante a mí cuando tenía 12 años también.
-Me integré. O eso creía. En cuanto me tuvieron en su grupo, empezaron a hacerme creer que eran sus amigos, pero reduciéndolo a buying y vendiéndomelo como amistad. Esos abusos llegaron mucho más lejos, hasta 2 de la ESO… El peor curso de mi vida. Ahí toda la clase con la que me había tocado se había unido a sus abusos hasta hacerme cosas realmente graves. Entre ellas estaba tirarme sillas, ponerme pegamento en el pelo y reírse, llamarme autista…
¿QUE A ÉL TAMBIÉN LE LLAMABAN AUTISTA?
-Volvía a casa llorando, y luego la agresividad de mi hermano provocada por el autismo grave que padece no ayudaba en absoluto, ya que era agresivo conmigo y con nuestra madre también. O sea, imagina lo que me jodía que me llamasen autista sabiendo lo que era el autismo y teniendo un hermano que lo padecía. Naturalmente, mi madre no se fue de rositas y decidió hablar con el director. Ese mismo año, me cambiaron de colegio. Pero mi temor a acercarme a la gente no se fue en muchos años…
-Y déjame adivinar… Eso te volvió antisocial, ¿no?
-Sí… Cuando me cambiaron de instituto, me costó mucho socializar. No conseguí hacerlo hasta 4 de la Eso… Y a causa de todo esto, en 3 había gente que se metía conmigo por mi dificultad de socializar… Lo que no eran capaces de entender es que yo lo que le tenía era miedo al rechazo.
-¿Y cuándo recuperaste tu confianza?
-En Bachillerato hice un grupo de amigos. Pero cerca de finalizar segundo, me dejaron de hablar porque me acosté con la novia de mi mejor amigo.
-LUCAS
-Sí, lo sé. Fui un cerdo. Era un crío, tenía 17 años y estaba pilladísimo por ella, y ella por mí… Pero si mi amigo se enteraba se volvería loco. Perdí de nuevo la confianza ahí porque el instituto se puso en mi contra también durante la graduación, que fue cuando se enteraron todos. Por mucho que me hubiese disculpado en su momento, nadie me daba un pase. A ella la llamaron puta también… Ella es la única persona del instituto con la que me llevo. En fin-Carraspeó. Pareciera que se había quedado sin aire en ese momento de tanto hablar-Me fui a estudiar a la Universidad de La Laguna y tuve toda mi vida allí, ignorando el duro pasado que tuve en ambos institutos. Allí me supieron aceptar desde el primer minuto y se me acabaron los problemas.
Me quedé perpleja. Realmente Lucas y yo éramos idénticos. Nuestros problemas sociales finalizaron con el año universitario. Con la madurez de la gente. Él había cambiado y había aprendido a ser más abierto con la gente gracias a la Universidad. Lo cual querría decir que… ¿Yo también podría hacerlo? Decidí preguntarle
-Lucas, no entiendo cómo con toda la mierda que has aguantado eres el tipo de persona que yo algún día aspiro a ser. Creí que eras popular y guay. ¿Cómo es posible…?
Él suspiró y sonrió, sacudiendo la cabeza como si estuviera negando.
-Ay, peque… Mira, yo lo que hice es recobrar la confianza en mí mismo. La gente me dio confianza para salir adelante, yo lo conseguí. Tú acabas de salir del instituto y se veía que acababas de salir de un ambiente en el que te han herido y pisoteado. ¿Por qué crees que tuve tanto interés en ayudarte? Quería que tú evolucionaras como yo lo hice en su momento.
-¿Tú también eras borde y tendías a enfadarte con la gente al principio de la Universidad?-Dije riendo.
-Sí, Fa. Como tú. Fui evolucionando, ¿pero sabes por qué? Porque recibía el cariño de la gente. Fue lo que me hizo crecer como persona y darme cuenta de que, si había gente que me quería, ¿por qué no habría de quererme yo primero?
Me quedé callada y sonriendo. Es una filosofía de vida que yo debí haber aprendido hace muchos años. Lo que él me acababa de decir simplemente me había abierto a nuevos caminos. A caminos donde podría ser más amable y cariñosa con la gente, donde podría apreciar y dar el cariño que yo nunca recibí. Y supe que tenía razón en parte. Si María, Antía, Jesús o el mismo Lucas me querían… ¿Por qué no habría de quererme a mí misma primero?
Él se quedó mirando para mí y me cogió por el hombro, pegando aún más su cuerpo al mío
-Y tú en verdad te has vuelto también más amable de lo que te conocí… Creo que has cambiado mucho gracias a mí…
Se quedó un rato callado, mirando al techo, conmigo en sus brazos. Yo me suspendí encima de su cuerpo, a punto de derramar alguna lágrima. La situación me resultaba tan agradable que lo único de lo que tenía ganas en ese momento… Era de llorar.
Estuvimos un rato callados hasta que él soltó una risa vaga
-Ay, Fátima… Míranos. Ambos sufrimos bullying en la adolescencia, tenemos dos hermanos adolescentes con problemas mentales y difíciles de controlar, y hemos recibido más cariño en la Universidad…-Me miró, pegando su moflete al mío-Igual lo que tenemos en común no es sólo Beyoncé, o Frank Ocean, u Hotel Transilvania…
-No…-Empecé a llorar de verdad-Me parece que no.
En ese preciso instante, él sonrió y me volvió a abrazar, esta vez con más fuerza y pegando mucho su cuerpo al mío. Empezó a llenarme la cara de besos, y a poner sus manos en la parte de abajo de la espalda, acariciándola muy suavemente. De pronto, uno de los besos fue muy cerca de las comisuras de la boca, hasta estar a punto de besarla.
-Creo que encontré a la Zing perfecta.
COMO QUE ZING. ESTE HOMBRE ACABA DE LLAMARME ZING.
Me dejé llevar. Al instante, besó mi boca. Me dejé. Pero muy vagamente. No podía. Pero ese beso al momento se volvió cada vez más intenso. Más potente...
Bueno, eso para él. Para lo bueno que era él. Yo nunca había besado a nadie (Bueno, a Yeray, pero no cuenta, porque no me acuerdo) Literalmente noté una lengua por toda mi boca y era… raro. Así que era así cómo se sentía. Yo viéndolo en la vida real a amigos o a gente random por la calle y preguntándomelo siempre. Well, Fátima del 2013… Ahora ya lo sabes.
Desde luego, el beso no fue lo que más me apasionó de la situación. No. Fue el hecho de tener a Lucas cerca mía. ¿Pero qué hice? Cagarla. Ahora os contaré por qué.
Después de bastante tiempo besándolo, la cabeza comenzó a darme vueltas. Empecé a pensar. A agobiarme. En conclusión, que tiré por la borda todo su plan de “comenzar a cambiar por el cariño de la gente” y empecé a pensar que besaba… A otro Xoel. Realmente, todavía había factores de Lucas que no me daban confianza. Pero no sabía cómo decírselo.
Me aparté
-Lucas, escucha… Creo que mejor olvidemos que esto acaba de pasar
-Pero Fátima… Me estabas haciendo el hombre más feliz del mundo. Lo sabes, ¿no?
-Ya, pero… Es mejor que no estemos juntos
-¿QUÉ?
En ese preciso momento, llegaron las pizzas.
Comentarios
Publicar un comentario