5 de 6: 17 de Enero
Me quedaba un examen. Lo tenía el 23. El de Geología
¿Os preguntáis qué pasó con ese examen? Bueno, pues lo hice. Y también entregamos Lucas y yo el trabajo en el último momento. Supongo que os preguntaréis por qué, pues aquí os lo cuento: Habían cogido a un profesor de reserva que daba una clase de Segundo para que nos hiciera el examen a todos y nos corrigiera lo que fuese necesario. Posteriormente, aprobamos todos, porque el hombre no tenía ni idea.
Salimos del examen de Citología, ¿y sabes lo típico de que no te apetece una mierda estudiar nada después de un examen porque tienes la cabeza hecha un bombo por el que acabas de tener? Bueno, pues eso me pasaba a mí en ese preciso instante. Y a Lucas, que tuvo otro examen de una asignatura de cuarto, también. Él tenía otro examen el 20, pero bueno, ese no es el punto.
Después de nuestros respectivos exámenes, decidimos salir a comer. Fuimos al Burguer King que estaba en la Ronda de Outeiro. Ambos estábamos de acuerdo en que nos quedaba cerca y que volver a nuestras casas después iría a ser coser y cantar.
Nos pedimos ambos el mismo menú. No me acuerdo qué tipo de hamburguesa era, pero es una de estas que no venden ahora ni está de oferta, porque esto pasó hace seis años. Madre de Dios, seis años desde que estoy en primero de carrera. Qué vieja soy.
Brindamos nuestras bebidas de cartón, porque es el Burguer King, no va a ser de cristal.
-No me digas que no nos ha quedado un trabajazo en Geología-Aseguré, bebiendo de mi vaso.
-Sí, aún nos queda pulir esa pequeñísima parte y creo que ya estaría.
Me reí y, acto seguido, bajé la cabeza dudosa, mientras mordía el labio. Lucas buscaba mis ojos preguntándome qué pasaba.
-Es raro… Imagínate que al final Calixto hubiera salido ganando y nosotros no hubiéramos hecho el trabajo.-Solté una risa tonta-Me hubieras hablado para absolutamente nada, la excusa no te habría servido para nada
Lucas sonrió mientras me acariciaba la cara.
-Venga ya, Fa. Tienes que pensar que, haciéndolo o no, fue este trabajo lo que nos unió. ¿No?
Emocionada, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, mientras él sonreía. De verdad, que esta era la primera vez que yo iniciaba el contacto físico con alguien. Ya podéis haceros una idea de lo mucho que quería a Lucas. Aunque creo que ya os habréis dado cuenta en todo lo que llevamos de historia.
Seguimos comiendo como si nada. Pero sorpresa, sorpresa… Adivinad quién apareció
-BUENO BUENO BUENO, mira a quién tenemos aquí
Que pesada eres, niña, pírate
Sí, era Karen, para sorpresa de absolutamente nadie. Me giré hacia ella frunciendo el ceño y mirándola amenazante.
-Karen, ¿qué problema tienes?
-¿Qué haces, Fátima? ¿Te andas haciendo la víctima con tu profesor con el que te acostaste y ahora sigues de lío con Lucas o qué?
Lucas intentó levantarse para ponerle los puntos sobre las íes. Pero yo lo paré. Esto era asunto mío.
Justo después se acercó el que faltaba. Sí… Xoel.
-Vamos a ver, ¿sigue la puta aquí?
Resoplé un rato y los miré fijamente. Iban a acabar con mi paciencia a este paso.
-Mira… No sé qué problema tenéis conmigo. No lo he sabido nunca. Pero lo que más me duele es como jugasteis conmigo para seguir mofándoos de mí. Xoel, me dijiste, NO IRÓNICAMENTE, que estabas por suicidarte después de lo que te dije en la graduación. Y yo te creí. TE CREÍ. Sentí pena y compasión por ti. Te conté lo que pasó con Calixto y tú disfrazaste la realidad para seguir aprovechándote de mi, sorpresa, INEXISTENTE vulnerabilidad y reírte de mí, como hiciste siempre. Me hiciste quedar como una idiota siempre
Xoel bajó su sonrisa de burla. Se limitó a asentir con la cabeza. Creo que se estaba sintiendo verdaderamente mal.
Y, por supuesto, eso me encantaba.
-Sigues siendo la mierda de persona que siempre fuiste, y creí que ibas a ser partícipe del fin de mis problemas. Pero lo único que hiciste es que estos no se terminaran.
Xoel estuvo con la cabeza bajada todo el tiempo, como un perro avergonzado de una riña de su amo, que normalmente pone el rabo entre las piernas. No me sentía mal en absoluto de estar siendo clara y franca con Xoel y estar enfrentándolo. Al contrario; era lo que llevaba deseando mucho tiempo.
Sentí algo en mi interior que no podía describir. Era, sin duda, una sensación de haber “vomitado” todo lo que llevaba dentro. Se sentía diferente a la comida. Se sentía más bien como una sensación de alivio y de liberación que en mi vida me creí capaz de tener. Sentía felicidad mientras, simplemente, soltaba todo lo que tenía ahogado dentro.
Pero no había acabado ahí. También tendría que darle su merecido a alguien más.
-Y en cuanto a ti, Karen
Efectivamente, pensasteis bien.
Dirigí mi mirada hacia ella en silencio, mientras ella me observaba en estado de shock y duda.
-¿Se puede saber qué clase de actitud es esa hacia otras mujeres? ¿Culparlas de que fueran violadas? ¿Llamarlas putas por explorar su sexualidad?_Cosa que, por cierto, yo nunca tuve intención de hacer_¿Ir a atacarme a mí porque estoy con Lucas cuando es él el que no quiere estar contigo? Igual deberías ir planteándote lo que es la sororidad.
Karen también estaba callada. Lucas quería salir a defenderme. Pero no lo hacía. Sabía perfectamente que no debía meterse en mis asuntos.
-Bueno, Fátima, yo…
La interrumpí
-Y no sólo eso, bonita. En 2 de Bachiller nos dejaste a mí y a Sabela de lado porque, cito textualmente todo lo que oí, “éramos feas, gordas y ensuciábamos tu reputación”. Nena, déjame decirte una cosa: No eres Beyoncé. No eres ninguna diosa ni diva que tiene a todos a sus pies. Sólo eres una niñata engreída que se cree lo más cuando lo único que hace es vivir en un pueblacho costero de mierda rodeada de marisco y gaviotas sucias. No te creas del Bronx. Con tu personalidad, demuestras que no eres absolutamente nadie. Y hundir a otras mujeres no te hará mejor, por mucho que tú creas que sí.
Karen siguió callada. Lucas me miraba con la boca abierta. Creo que en esos momentos la única que estaba hablando claro era yo. Pero me sentía orgullosa de hacerlo. Cuanto antes les leyera la cartilla, mejor sería para mí.
-Karen, cariño, tengo una hermana que está sufriendo un trastorno alimenticio y a punto de morir, y un detonante es la gente superficial como tú. Y gente como tú, Xoel, también. Os dedicáis a hundir a otras chicas o personas.-Me crucé de brazos-Igual el problema está en vosotros. ¿No será que queréis mejorar vuestras inseguridades y vuestra autoestima? Porque si es así, sólo os puedo decir que no solucionáis nada hundiendo la autoestima de los demás
La expresión de incertidumbre y sorpresa, a la vez triste, de Karen, había demostrado que había dado en su punto débil. Xoel reaccionó de una forma similar. Seguí cruzada de brazos y sonriendo.
Karen trataba de buscar una vía de escape. Desvió sus ojos hacia Lucas, quien miraba desde la mesa del Burguer de lejos.
-Lucas, dile algo
Ah, no, no, eso sí que no, bonita.
Para sorpresa de nadie, Lucas actuó a mi favor. Se encogió de hombros sonriendo, mientras sacudía la cabeza, y dijo:
-Qué voy a decir, te está sacando los trapos sucios. Tendrás que aguantarte
Karen frunció el ceño, y ella y Xoel me miraron de vuelta, aún avergonzados.
-Fátima, tú no eras así.-Dijo Xoel.
Empecé a pasear alrededor de ellos, con mis cejas arqueadas.
-Cierto. No era así. Al contrario; era una niña vulnerable y miserable que lloraba por vuestro buying. Pero ya tengo casi 19 años. Tengo que ponerme frente a vosotros y enfrentaros. Aunque ya lo hice varias veces-Me puse a un metro de Xoel, mirándole fijamente-¿Recuerdas cuando te pegué una paliza en la graduación? Se ve que no has aprendido nada desde entonces… Pero bueno, aún así intentaste acercarte a mí y ser mi amigo. Pero luego, mira lo que me hiciste... ¿Quizá sería que me has cogido algo de miedo?
-Pues… Puede ser…
-Me lo suponía.-Dije sonriendo-Bueno…-Mi sonrisa desapareció en ese instante-Igual deberías saber que, si eres mi amigo, debes serlo PORQUE QUIERES, y no porque me tengas miedo. ¿Pero sabes qué? Me siento orgullosa. Porque os he puesto en vuestro lugar, y ahora estoy terminando dicho intento. Espero que después de esto no volváis a molestarme, o tendré que llamar a la policía y poneros una orden de alejamiento por acoso. Tengo contactos en la comisaría que me han apoyado en un caso que, al contrario de lo que vosotros creéis, se trata de ABUSO SEXUAL. Os puedo rematar al completo, ¿eh? ¿O le tenéis miedo al trullo?
Xoel y Karen se miraron. Ahora sí que tenían miedo. Se notaba en sus caras de terror. Lucas me miraba sonriendo. Él no intervino en ningún momento. Pero no lo necesitaba.
Los dos se marcharon del Burguer. Yo me quedé mirando para ellos, mientras me reía. Me volví a mi sitio. Lucas me miraba, bebiendo de su bebida, mientras seguía sonriendo.
-Poco más y los fundes con palabras hirientes.
Bajé mi sonrisa y suspiré, mirando hacia él.
-Ahora en serio, Lucas, gracias por apoyarme con esto. O por lo menos, en ese instante, por tratar de hacerlo.
-Pudiste enfrentarlos tú sola. Y siempre has podido. Pudiste enfrentar a Calixto e ir a hablar con decanato, pudiste hablar con la policía también, y pudiste echarles una bronca ahora. También pudiste enfrentar a tu hermana para poder ayudarla del miedo que tenías a que le pasara algo-Sacudió la cabeza-Fátima, no entiendo por qué deberías tener una autoestima tan baja si eres una chica muy fuerte… Sinceramente, espero que a partir de ahora la gente te respete más.
-Siempre fui débil. Pero ya estoy harta. Mucho veneno me estaba tragando ya; en estos instantes, necesitaba echarlo todo y desahogarme.
Lucas sonrió y tocó mi muñeca.
-¿Brindamos otra vez?
-Adelante…
Volvimos a brindar con el vaso y seguimos comiendo de nuestras patatas, mientras, tranquilamente, hablábamos de cosas de la vida.
Pero poco después, recibí una llamada de mi madre. Una llamada que a la larga no me esperaba. Pero que, ahora sabréis por qué, no quería decir nada bueno en absoluto. Mirando con la ceja arqueada a mi móvil, decidí descolgar dicha llamada.
-¿Qué pasó, mamá?
-Fa… ¿Estás ahí?
Mi madre no hablaba normal. Estaba hablando en un tono muy seco. Un tono… De dolor.
Después de oír esa frase, oí desde el teléfono como empezaba a tener un llanto seco y cargado de sufrimiento. Eso hizo que me preocupara tanto hasta el punto que mi corazón latió velozmente y mi expectación fuera cada vez más grande.
Mientras la escuchaba, bajaba las cejas y mostraba un semblante de preocupación, ante la sorpresa e incertidumbre de Lucas, que me miraba desde el otro lado de la mesa.
-Sí, mamá, estoy con Lucas, pero a él no le importa… ¿Qué ha pasado?
-Cariño, hemos ido con tu hermana al médico
-¿Qué ha pasado? ¿Qué le han dicho?
Los llantos de mi madre se hacían cada vez más fuertes e intensos.
-Le ha dado un infarto
Mi cara de confusión y preocupación cambió a una cara de shock y tristeza. Lucas me miraba, preocupado. Él bajó las cejas también, triste por mi reacción, que no mostraba nada bueno.
Noté como mis ojos empezaban a hacer agua.
-Está en coma ahora mismo…
-Pero… ¿Está bien?
-No, Fátima… Le quedan sólo 7 días de vida.
-¿CÓMO?
-Lo ha confirmado el médico… Su estado de salud es muy crítico. Morirá en siete días.
-No… No puede ser…
-Necesito que vengas lo antes posible… Irá papá a buscarte.
-Va… Vale… Nos vemos…
Colgué. Puse mi mano encima de mi cabeza. Estaba a punto de soltar el llanto de mi vida. Podría hacerlo… Pero no quería hacerlo delante de Lucas y de toda la gente en el Burguer.
No lo podía entender. De verdad que no. Era una cosa que se veía venir de lejos. Candela estaba cada vez peor. Su estado era muy muy crítico. Pero en ese preciso momento en el que se confirmó… No lo podía asumir, no podía. Me resultaba difícil de creer. Después de todo lo que yo le había dicho de mejorar su autoestima, tenía un mínimo de esperanza de que saliese de esta y se convirtiese en otro tipo de persona.
Estuve un rato callada, intentando aguantar las lágrimas que tenía acumuladas, y que me suplicaban salir aunque todo el mundo estuviese delante mía y yo estuviera haciendo lo posible por retenerlas. Lucas me miraba, con incertidumbre. Él era incapaz de entender nada. Me agarró la muñeca con mucha fuerza.
-Fátima, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
Intentaba hablar, pero juro por dios que no me salían las palabras
-Fa… Por favor, no me dejes así…
Sin decirle nada, me eché encima de su pecho, levantándome de la silla. Empecé a llorar de verdad. Trataba de asimilar todo lo que iba a pasar. 7 días más… 7 días y mi hermanita pequeña, con la que perdía la relación y trataba de recuperar, a la que tanto quise y cuidé durante toda mi infancia… 7 días y ella moriría. ¿Por qué? Por culpa de una bajada de autoestima que la sociedad le había creado. Y que había llegado demasiado lejos…
Comentarios
Publicar un comentario