5 de 6: 20 de Diciembre

Mis amigos no volvieron a hablarme del tema. No les culpo. La situación de un profesor violador era un tema demasiado sensible.


En cuanto a Lucas… Bueno, el miércoles 18, que teníamos Geología, no fui a clase. Naturalmente, y llevaba bastante faltándole a Calixto. Sólo iba a las clases pequeñas de los viernes donde daba el lector y a las cuales falté también esa semana.


De igual forma, no supe nada de él en toda la semana. Después de lo que había pasado en Tenerife, nuestra relación se había vuelto seca y triste. Lo había visto la semana anterior, pero las cosas habían cambiado entre nosotros y nuestra conexión no era la misma. Pero era ese día, 20 de Diciembre, era el día en el que él se volvía a Canarias antes de los exámenes de Enero. Quizá no volvería a verlo, porque tendríamos que estudiar, porque muy probablemente no me iba a presentar a Geología y porque no sé si podría volver a quedar con él después de que se tuviese que volver a marchar para siempre y no volviese a verle nunca más.


Así que sí… Iría a despedirle al aeropuerto esa misma tarde.


Estaba muerta de miedo. No sabía en qué forma iba a recibir mi despedida, pero lo único que sabía es que no podía dejar que se marchara sin siquiera darle un mísero abrazo o agradecerle todo lo que había hecho por mí. Él me había ayudado a allanar el camino para tratar de cambiar y saber que en el mundo habría gente que me querría.


Eran las 5. El avión saldría de Alvedro a las 8. Pero él estaría en el aeropuerto a las 6. Estaba preparando mis cosas y metiéndole prisa a Sabela y a Jesús para coger el autobús hasta allí.


En mi habitación, miraba a Sabela, haciéndole pucheros, mientras ella demostraba estar ya aburrida de mí.


-No sé cómo decirle todo lo que hizo por mí, Sabe…


-Desde luego si te estás rallando aquí parada vamos a terminar por perder el bus y no vamos a llegar.


-Fátima, tú puedes hacerlo.-Me animó Jesús, agarrando mi mano


-¿Pero y si no quiere verme?-Pregunté, mirando para abajo.


-Precisamente-Aseguró Sabela-tendrás que convencerle para hacerle ver que quieres pedirle perdón de una forma u otra. No te vas a esconder toda tu vida de una persona a la que quieres, Fa


Seguí mirando al suelo. Jesús y Sabela se miraron, como si no pudieran soportar mucho más mi situación. Los entiendo. Estaba sufriendo como una tonta, cuando era mucho más fácil ir corriendo hasta allí antes de que cogiera el avión de vuelta a casa.


-No debí haberle rechazado…


-Es comprensible, tía.-Farfulló Jesús, de brazos cruzados y sentado en el puf-Al fin y al cabo, él se va a marchar pronto.


Sabela no dejó escapar la oportunidad de tratar de animarme.


-Bueno, no es tan imposible. Iraila también se va y hemos acordado que tendríamos una relación a distancia


Update: Siguen juntas. La admiración que siento por esa pareja y su habilidad para verse una o dos veces al año pero seguir en pie me parece envidiable. Cuando se acabe esta cuarentena, deseo que se vuelvan a ver.


-Sabela, yo no soy tan abierta a nuevas experiencias como lo eres tú…


-No veo por qué no podrías serlo.-Mi amiga me tocó el hombro, bajando sus cejas-Al fin y al cabo, Lucas te enseñó a hacerlo, ¿no…?


Me quedé suspirando. Sabela tenía razón. Me encerraba en un sufrimiento innecesario debido al miedo a no contarle a Lucas lo que sentía por él. Quizá tenía miedo a que me hiciera daño. Lo que me había hecho Xoel me había demostrado finalmente que desconfiar en todo momento era siempre la mejor vía.


Pero por otro lado, ¿por qué habría de desconfiar de Lucas? Al fin y al cabo, fue él el que me enseñó a abrirme, a confiar en la gente, a ser más extrovertida y no tener miedo de lo que cuatro descerebrados puedan pensar de mí. Que detrás de ellos siempre va a haber gente que me va a apoyar. Sinceramente, tenía razón. Podía conseguirlo. Al fin y al cabo, a él se le acabaron los problemas al llegar a la Universidad y ganar confianza en mí mismo.


Era hora de que yo tomara mi camino e hiciese lo mismo que él.


Me quedé mirando fijamente a Jesús y a Sabe.


-No perdamos más el tiempo, chicos. Vámonos.


Sabela soltó un suspiro de total alivio.


-¡Aleluya! Por fin la niña accedió!-Me to la espalda y me lle hasta la puerta-¡Venga, nena, que perdemos el bus y no llegamos a tiempo a este ritmo!


Fui corriendo hasta la puerta en el instante en el que Sabela me arrastró a ella. Iba suspirando intranquila, no voy a mentir. Pero por otra parte, qué menos que reconocer que sacar a la luz mis sentimientos por Lucas me iba a ayudar mucho y para bien.


Tomamos el autobús a las 5 y media. Creíamos que no llegaríamos a tiempo. En el autobús, yo iba meciendo constantemente el asiento, completamente nerviosa, mientras miraba a Sabela y a Jesús, que me miraban, diciéndome con la mirada “Por dios, haz el favor de relajarte”. No voy a mentir. Tenía toda la lógica que estuviesen así de histéricos. Me llegué a poner muy pesada ese día.


En cuanto nos bajamos en la parada al lado del aeropuerto, no podéis imaginaros con la rapidez con la cual salí del autobús. Corrí a gran velocidad hasta las puertas, sin parada, y aunque Sabela y Jesús intentaron detenerme, mi velocidad hasta allí era casi imparable.


Y entonces fue cuando lo vi. Estaba con sus maletas, mirando a todos sus compañeros, mientras brotaban lágrimas de total felicidad de sus verdosos ojos. Estaban Yeray, Valentín, Iraila, Cándido y Nuria. No había rastro de Karen. Pero aún así, yo tenía miedo. Tenía miedo de acercarme allí y decirle adiós a Lucas con un beso, ya que mi mayor angustia era que los demás del grupo pensaran que soy una puta y estuvieran de parte de Karen. O peor… Que después de lo sucedido en Tenerife, Lucas también lo pensase.


A quién quiero engañar. Lo que era era un caso perdido rallándome de arriba a abajo con mis pensamientos y miedos del copón.


Me quedé parada mirándolos. ¿Sabela? Hasta la polla, estaba.


-¿PERO QUÉ HACES AHÍ PARADA, FÁTIMA? ¡CORRE HACIA ELLOS!


La miré, con cara de perrito pidiendo comida. Sabela y Jesús se echaron las manos a la cabeza.


-Mira, vete a la mierda…


Sabela alzó la cabeza en ese instante. Me veía venir lo que pasaría y mi corazón comenzó a latir a la velocidad de un tambor resonante.


-IRAILA, MI AMOR


-SABELA, NO


Iraila fue corriendo hacia Sabela. Lucas no se había ni pispado de ello. Pero en cuanto Iraila se diera cuenta de que yo estaba allí, me arrastraría hacia él.


Se besaron, mientras yo seguía mirando en dirección a Lucas con ojos de lamento.


-¿Qué hacéis aquí?-Preguntó Iraila tras besar a mi amiga


-Es que Fátima quería despedirse de Lucas.-Aseguró Jesús, mirando hacia mí.


Iraila me miró. Di un paso atrás. No. No quería. Tenía miedo. Seguro que Iraila era de esas personas que pensaba que era una puta. O no. Al ser la novia de Sabela… Sabe Dios, honestamente.


La reacción de Iraila fue todo lo contrario a lo que yo esperaba.


-¿Pues a qué estás esperando?-Me agarró de la muñeca-¡Están a punto de dar el último aviso!-Sin siquiera tratar de darle otro beso a mi amiga, me apartó de la vista de ambos y se limitó a mirar hacia delante, mientras yo simplemente estaba en estado de shock-¡Vamos! ¡Adiós, Sabe, amor, hablamos!


-¿Pero Lucas quiere verme?-Miré a Iraila, con una mirada de incertidumbre que consumía mi interior notoriamente.


-¡Se MUERE por verte, tía!


ESPERA, ¿QUÉ DICES?


Por favor, dime, Iraila, que no me estás vacilando.


No, no me estaba vacilando.


Me puso delante de él, antes de que él girara la cabeza, y mientras estaba saludando a Valentín.


-¡Lucas, tron, antes de que te vayas!-Me arrastró hacia él tras decir eso-¡SORPRESA!


Lucas giró la cabeza en ese momento. Fijó sus ojos en mí como dos dardos al pecho. Pude percibir cómo sus pupilas se dilataban.


-¿Fátima?


Yeray estaba delante, mirándome de una forma completamente complementaria a la de su amigo, frunciendo el ceño y con las manos en los bolsillos, a la par que estaba muy tenso.


-¿Fátima…?


-Hola…-Levanté la mano para saludar, mientras sonreía insegura.


Valentín reaccionó de una forma distinta a Yeray. Parecía que él sí que se alegraba de verme con Lucas.


-¡Che, pero que hacemos acá!-Apartó a Yeray y a Cándido de mi vista-Andate, Yeray, andate, Cándido, demos aire a la mina, que quiere abrazar a Lucas por última vez


-¡Eso, chicos, apartémonos todos!-Chilló Cándido.


No me terminaba de creer que nos estuvieran dejando espacio.


Sonreí de oreja a oreja y me acerqué a Lucas. Él no sonreía. Sólo seguía fijando concentrado su mirada en mí.


-¿Has venido… Por algo?


-Si, he venido a despedirme


Lucas se sonrojó, y se notaba que intentaba sonreír, pero que hacía cuanto fuera posible para no hacerlo.


-Te… ¿Te acordaste de que me marchaba hoy?


-Sí…-Miré hacia abajo-No me olvidé de nada de todo lo que me dijiste


Me sonrió. De una forma muy profunda, muy diferente en comparación a todas las veces en las que me sonrió anteriormente. Yo lo seguí mirando fijamente en silencio.


-Escucha, Lucas… Venía a pedirte perdón…


-¿Perdón? ¿Por qué?


-Por haberte rechazado…


-¿Y por qué me pides perdón por eso?


No me podía creer que lo fuera a hacer. Pero iba a salir. Lo iba a decir. Y el alivio que sentiría posteriormente no habría sido nada de lo que me fuera a arrepentir.


Adelante, Fátima, suéltalo.


-Porque estoy enamorada de ti.


Efectivamente, fue un alivio bastante grande.


Las miradas de sorpresa de todos los estudiantes amigos de Lucas fueron demasiado evidentes.


Su sonrisa se intensificó todavía más. Sólo se me ocurrió seguir mirando. No sabía qué más decir. No sabía siquiera si dar el paso.


-Sé que te habrás olvidado de mí o ya no sentirás nada, lo comprendo, pensarás también que soy una puta, comprendo que todo lo que ha contado Kar…


Me calló, poniéndome el dedo en la boca. Se fue acercando cada vez más a mí, hasta agarrar mi cintura, de una forma de la cual no había hecho nunca. Empecé a sentirlo cada vez más cerca. Agarró mi cuello con la otra mano y, sin dilación, me besó profundo en la boca. Yo me dejé llevar por la magia de ese beso. Ahora sí que sentía fuegos artificiales. Pero porque acababa de desahogarme, y eso le daba más pasión al beso. Además, ayudaron bastante Sabela, Jesús y los demás al ponerse a aplaudir cuando nos besamos. No voy a mentir. Parecía una película toda la situación. Los fuegos artificiales fueron al final psicológicos.


Oh, pero no todo era un camino de rosas en ese preciso instante.


Oí esa estridente voz que rompió la magia de aquel beso e hizo que, automáticamente, separáramos nuestros labios.


-¿QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO AQUÍ?


Éramos pocos y parió la abuela.


Tras oír el chillido y dejar de besarme, Lucas se alejó de mí. Yo me aparté más, para evitar todos los malos rollos que pudieran surgir. Él se acercó a ella, con lamentable mirada. No podía entender nada. ¿Enserio Karen sentía algo por Lucas aún? Me temí lo peor al hacerme esa pregunta… Que Lucas y Karen siguieran acostándose.


-Karen, no lo entiendes, deja que te explique


-¿Que me expliques qué?-Gimió ella, a punto de llorar-¿Voy a despedirme y me encuentro con esta mierda?


-Mira, iba a explicártelo, pero…


-¡PERO QUÉ ME ESTÁS CONTANDO, LUCAS! ¿Han sido dos semanas donde estuvimos follando todos los míseros días para que ahora beses a ese congrio?


Se cumplió mi miedo. Y de la peor forma posible. En ese momento, mi corazón se hizo trizas. Mi estado era de shock y decepción. Sabela y Jesús se quedaron mirándose mientras que todos los demás también se miraban los unos a los otros.


Karen no dijo nada más, empezó a llorar de verdad y se marchó. Yo me quedé mirando a Lucas. Al principio miré a Sabela, que me hacía un gesto con la mano para decir “Córtale el cuello”. Luego, lo miré a él de vuelta, a punto de llorar.


-Fátima, escucha, yo…


Rompí a llorar tan pronto comencé a hablar.


-¿Y te sorprende que te haya rechazado? ¿Te sorprende, después de esta mierda, que no sea capaz de confiar en los demás? Creí que eras diferente.


Le pegué una bofetada, evité las miradas de los demás y me fui, echándome a correr hacia la parada del autobús, sin esperar por Sabela o Jesús. En el megáfono, daban el último aviso para dirigirse a las puertas de embarque todos aquellos que cogieran el vuelo a Tenerife.

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